En la mañana de este martes que ya apura el mes de enero nos levantamos con la noticia de la muerte de Graciliano Pérez-Tabernero Lequerica, hijo y nieto de los legendarios criadores del mismo nombre que auparon al toro charro a los altares de la bravura.
El finado, a quien todos conocían por Graci, siempre vivió al margen de la grandeza taurina de su casa, dedicándose a la cría de ganado manso y a caballos de competición. Únicamente en círculos muy cercanos recordaba tanta leyenda como se vivió en su casa.
Una leyenda que acabó en 1968, momento en el que se vendió la mítica vacada. La vendieron cuando ya no aguantaban, ni permitían, doblegarse ante los taurinos para manteniendo la integridad de una ganadería que escribió tantos momentos de gloria. Aquel día, cuando se produjo la venta a los Lozano y Palomo Linares, Salamanca perdía un símbolo de su historia ganadería.
Desde entonces el nombre de Graciliano Pérez-Tabernero está vivo en la nostalgia de los aficionados, hasta que esta mañana, ya con enero bajando el telón, ha cerrado su última página con la muerte de Graci.
Todos cuantos formamos APLAUSOS enviamos mediante estas líneas nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos. D.E.P.