BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS

Agosto: el toreo valenciano en ebullición

José Luis Benlloch
domingo 04 de agosto de 2024
Desde Ponce al joven Israel, espadas, plazas y promociones viven su momento

Ponce que no cesa, persiste y asume responsabilidades, Bilbao, Madrid, Zaragoza, Málaga, Valencia… quién dijo que las despedidas son una playa, para Ponce no, no sabría vivir, no sería Ponce; Román, que se desbordó en la Feria de Julio, está más cerca que nunca de la mesa de los ricos, en el inmediato otoño venteño se va a ver; Jesús Duque que se la juega en Madrid nada menos, está ante su día, suerte, es un reto a sí o sí; Nek que ha recuperado el pulso y se embala camino de la alternativa; Navalón que no levanta el pie del acelerador y avasalla hacia el doctorado en su Albacete de adopción así que ¡aquí un matador!, pon de lujo me dicen amigos comunes, puesto, pon que esos dos (Nek y Navalón) tienen una competencia abierta y agria, no me importa ponerlo, no tiene ninguno de los dos por qué ser el barón de Coubertin, son toreros; El Niño de las Monjas también se aproxima al ascenso, él en Utiel, coso de mucha historia y padrino de lujo, Morante nada menos, cúrese maestro; y están los chicos de las escuelas, Simón Andreu, Alberto Torrijos, Marco Polope, Bruno Gimeno, Daniel Artazos y ese Israel Guirao que llegó pegando fuerte e ilusionando, y tienen por delante una agenda como para que no se quejen; sin olvidar el Certamen de los novilleros, herencia del maestro Barrera; y las ferias de Requena con Román y allá cuando languidece septiembre, la Setmana de Algemesí con lo más florido del escalafón, que siempre fue un lujo y una referencia cargada de imitadores; y hay plazas de la tierra que reabren sus puertas, Villena y Ondara mismamente, y hay que preguntarse para cuándo Xàtiva, que no se enfade nadie, es plaza de mucha historia al nivel de las capitales, no en balde también fue capital de esta bendita tierra, a qué esperan los políticos, es lo que hay que preguntarse a la vez que exigir respeto a la historia y a las minorías dicho por si nos consideran minorías… ese es el panorama taurino de Valencia camino del corazón de la temporada, hitos por los que los aficionados tienen que felicitarse, así que ¿bulle o no bulle el toreo en la Comunidad?. Eso solo en la plaza, porque si nos vamos a la calle nos encontramos con un ruedo abierto e infinito, casi diez mil espectáculos al año y un sinfín de emociones.

Viene lo gordo

Todo ello sucede cuando la temporada acaba de aterrizar en los meses más taurinos del año, desde el día de la Asunción o dicho de forma más coloquial desde la Virgen de Agosto al día de las Vírgenes Aparecidas de septiembre, gran parte de España, iba a escribir toda España, con permiso o sin él de los abolicionistas, será un gran ruedo e incluyan todo el sur de Francia como consecuencia de una de las pocas cuñas culturales que les hemos inoculado a los vecinos.

Y en todo ese periodo aparece Bilbao y su Aste Nagusia (Semana Grande) como referencia, con el toro de Bilbao, todos firmes, el estilo de Bilbao y la necesidad de recuperar la pujanza que tuvo no hace tanto con el alcalde Iñaki Azcuna, también en esas cuestiones los toros están a expensas de la suerte, un alcalde respetuoso es como la cuarta pata del banco, un alcalde ayudando es como un cohete, un alcalde a la contra o de espaldas es como una mala orfandad, en Valencia lo hemos padecido las últimas décadas más allá de los signos políticos que imperasen y a la espera estamos de descubrir el posicionamiento de la nueva alcaldesa. ¡Eh, señora, estamos aquí! Sería favor y derecho.

En esa Semana Grande bilbaína, plato fuerte será Enrique Ponce en su gira de despedida de los ruedos. Valencia y Bilbao fueron sus plazas lanzaderas y ya nunca tembló ese matrimonio, las dos plazas figuran en cabeza de sus preferencias. En esta su tierra desde aquella tarde de julio, cuando apenas era un niño, en la que a Roberto Domínguez y El Soro, comando a la fuga, no les gustaron los toros y dejaron solo y compuesto al de Chiva que al rematar al sexto había puesto rumbo a la gloria y ya no se desvió. En Bilbao, poco después, reafirmó su lanzamiento ante una corrida de Torrestrella. Ese día se montó en el tren de las preferencias de aquella afición y hasta hoy. Y como amor con amor se paga, en su gira de despedida, cuando ha sobrepasado el medio siglo y más de dos mil quinientas corridas en su cuerpo, este agosto volverá a enfrentarse al toro de Bilbao, vergüenza torera se llama la postura, esquinazo a la mala fama de las vueltas de despedida (cómodas rebañadas en muchos casos) y por si no fuese poco el valenciano estará también en Málaga, en Madrid, en Zaragoza y naturalmente en Valencia. Mientras cuenta sus actuaciones por puertas grande.

 

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