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Alquimia, señores ganaderos…

El estado de cabreo de un sector de espectadores -al que no le falta cierto grado de razón- originó determinadas injusticias, como la incomprensión con la faena de El Juli al cuarto con cuyo planteamiento, trazo y contenido había suficiente para entender su posición de figura señera del toreo.

La noticia hoy ha sido el público de Las Ventas. Un público irritado, vociferante y silbador. Ya en el paseíllo ha mostrado su descontento, incluso con pancarta incluida, con el mañanero baile de corrales, cosa a la que es difícil sustraerse cuando están anunciadas las figuras. Luego, en el desarrollo de la corrida, el estado de cabreo de un sector de espectadores –al que no le falta cierto grado de razón- originó determinadas injusticias, como la incomprensión con la faena de El Juli al cuarto, con cuyo planteamiento, trazo y contenido había suficiente para entender su posición de figura señera del toreo. Ha sido un trasteo de mucho fondo y de notable argumento con el que los que nos acercamos a la Fiesta no para llevarnos berrinches sino para disfrutar, nos hemos dado por satisfechos.

Uno ha ingresado ya en el club de los escépticos ante las argucias, pillerías y egoísmos que carcomen el toreo por dentro, pero nada tiene que ver una cosa con la otra. Y hay que reconocer que El Juli es un gran torero que atraviesa por un momento especial, y negarlo fuera gollería. ¿Que los ganaderos harían bien en echar mano de la alquimia, y dejar de confundir los kilos con el trapío y la buena presentación? ¡Pues claro que sí! La falta de casta no se tapa con nada, y mucho menos con carne para el matadero. Eso sólo se remedia con alquimia, señores ganaderos. Es posible que teman que si crían toros muy bravos y encastados se los tengan que comer con patatas, porque los toreros que pueden exigir les harían la cruz…

Es probable, sí, pero si todos los criadores de reses bravas se unieran en una “entente cordiale” con el propósito de recuperar la casta, base de la emoción y de la excelencia del espectáculo taurino, los toreros no tendrían más remedio que pasar por el tubo de la verdad, y la Fiesta se libraría de la más dañina de las mistificaciones que la tienen contra la pared. ¡Ay “Malagueño” como se te ha echado de menos esta tarde! Y me temo que se te seguirá añorando muchas tardes más.

Perera y López Simón han estado hechos unos “tíos”, pero con el material que ha salido hoy a la arena venteña el triunfo era una quimera. El Juli ha tenido que echar mano de toda la casta que les faltaba a sus toros para justificar su liderazgo. Pero el estado ambiental de los tendidos no ha propiciado ni una merecidísima vuelta al ruedo.

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Alquimia, señores ganaderos…

Paco Mora

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