LA PÁGINA DE MANOLO MOLÉS

Buscando el retorno

Manolo Molés
sábado 20 de febrero de 2021

En un mundo tan enredado, tan vacío, tan peligroso y tan incierto como el que vivimos, el futuro no está a la vuelta de la esquina sino todo lo contrario. Dudas, inseguridad, dificultad y un mundo cambiante en el que hay miedo, demasiadas muertes, poco futuro, menos trabajo, la calle ardiendo entre la ignorancia, los contagios y por si faltara algo, la algarada diaria en las ciudades que se extiende como el fuego que arrasó parte de la ciudad de Roma durante el verano del año 64, con Nerón como emperador. Tanto Suetonio como Tácito coincidieron en que la duración de este incendio fue de siete noches y seis días. Ahora ves las imágenes de la algarada letal en Barcelona (donde suspenden la fiesta de los toros porque aseguran que es algo bárbaro y poco civilizado) donde no hay tregua, todo vale, donde la ira y el deseo de borrar al contrario se ha convertido en una algarada casi diaria en la que todo vale para ser arrasado. El único que sale ganando, permítanme la licencia de una leve y necesaria broma, es el de la fábrica de contenedores que no da abasto para ir cubriendo las bajas de cada noche de guerra.

Mientras se cae la torre de Babel de la economía y la política, la torre de la tauromaquia lucha buscando el retorno a la normalidad. Y eso es un ejemplo

Esto no es baladí. Esto tampoco es asegurar que hay una guerra abierta entre buenos y malos. Esto es todo malo. Y tras esto hay muchas cosas fundamentales: el trabajo, la salud, el bienestar, un mínimo de felicidad, una visión cercana del futuro, todo esto y mucho más ha desaparecido en gran medida. Y frente a todo esto hay algo mágico en la gente del toro. Sí: en los ganaderos, en los toreros, en los empresarios, no todos, en la afición… Mientras se quema la falla de la felicidad en este país, la gente del toro (un ejercicio de muchos millones de ciudadanos) soñamos con que lo más pronto posible vuelva la Fiesta, los toros a las plazas y la afición a los tendidos. Esa es la grandeza de esta comunión.

Mientras se cae la torre de Babel de la economía y la política, la torre de la tauromaquia lucha buscando el retorno a la normalidad. Y eso es un ejemplo. Esos ganaderos que se gastan lo ganado, y lo que creen que va a venir, y trabajan con esmero los lotes de toros preparados para ver si este es el año de la resurrección taurina. Esos toreros, figuras, modestos, mediopensionistas, grandes y con personalidad, soñadores, cada cual con sus sueños, ahí están. Ganaderos y toreros son las dos piedras fundamentales de la Fiesta. Y, por supuesto, el público. Y los buenos empresarios, que también ayudan. Y los que no dan la cara y habitan tras la mata, lo contrario.

Me emociona la esperanza de la afición. Cada vez que salgo a la calle me paran los aficionados con un deseo que se repite: “¿A que sí? ¿Veremos toros este año?”. Yo les digo que sí, a no ser que acabemos antes con este mundo. Volverá la normalidad. Y volverán los toros

Me emociona la esperanza y el deseo de la afición. Cada vez que salgo a la calle, pese a la mascarilla, me paran los aficionados con un deseo que se repite: “¿A que sí? Veremos toros este año”. Yo les digo que sí, a no ser que acabemos antes con este mundo. Volverá, siempre vuelve la normalidad. Y volverán los toros. Un asunto fundamental: ayudemos a los ganaderos. Es la clave.

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