ÚLTIMA NOVILLADA DE ABONO

Destaca Ángel Jiménez con deslucida novillada de Partido de Resina en Sevilla

El festejo fue de más a mucho menos, como el juego del encierro de la legendaria divisa sevillana
Víctor García-Rayo
jueves 29 de junio de 2017

VÍDEO RESUMEN DEL FESTEJO

FOTOS DE ARJONA DEL FESTEJO

Fotos: ARJONA

A portagayola se fue Ángel Jiménez a recibir al primero, un novillo que si bien tuvo un punto de sosería, resultó noble y manejable en el último tercio. En su debe, que salía con la cara un poco por arriba, como desentendido. En su haber, además de la expresada nobleza, que se arrancaba de largo y con obediencia a la muleta. Tuvo un comportamiento regular el animal, muy constante y sin cambios. Jiménez realizó una faena de buen trazo, en la que midió muy bien los tiempos y exhibió un notable sentido del temple. Su labor tuvo estructura y despaciosidad. Mató de una estocada arriba, pero el animal tardó en echarse y el novillero no quiso coger el descabello. Sonó un aviso y luego el palco se negó ante la petición de trofeo por parte del público. Jiménez dio una vuelta al ruedo.

El cuarto, aplaudido de salida por su belleza -ciertamente, el animal era una pintura-, no se comportó en relación a su hermosura. Cabeceó en exceso en la muleta, se mostró sin fijeza y atacó más a impulsos que con verdad. Deslucido ejemplar. Si se quiere, un puntito más manejable por el pitón izquierdo. Ángel Jiménez puso voluntad y tesón, pero eran demasiadas las complicaciones del novillo como para poder brillar. Lo pasó mal con los aceros, llegando a escuchar hasta dos avisos.

Un regalito por manso el segundo, cuya salida al ruedo la esperó desde la puerta de chiqueros David Martín. Cantó el animal en banderillas su voluntad de buscar las tablas, apretando siempre hacia los adentros, pero cuando se rajó definitivamente fue tras la primera serie de muletazos. A partir de ahí, se entremezclaron las intentonas del novillero por sacar al utrero de los terrenos de adentro y el empeño en huir del propio animal. Imposible el lucimiento. No pasó nada. Capítulo en blanco, silenciado por el público.

Lote muy deslucido y complicado el de David Martín, pues el quinto fue otro novillo muy huidizo en todos los tercios. Llegó con fuerza a la muleta a pesar de que le pegaron fuerte en el caballo. El utrero desarrolló un continuo gazapeo, se revolvía, clavaba la cara entre las manos y nunca quiso entregarse. Puso en lógicos aprietos al novillero, que anduvo mal con los aceros. Sin embargo, ese sería el único “pero” que cabría ponerle al diestro dada la deslucidísima condición de sus dos antagonistas.

Labor voluntariosa, de toma y daca, la de Antonio Medina al tercero. El joven espada, que hacía su presentación como novillero con picadores en la Maestranza, se enfrentó a un novillo que, como el primero, llevó la carita alta pero sirvió bastante, derrochando nobleza y yendo y viniendo con claridad. Medina ejecutó un trasteo largo de extensión y con ciertos altibajos en cuanto a acoplamiento. Mató, eso sí, con brillantez y saludó una ovación.

El sexto tenía pinta de toro por peso y hechuras. Fue un animal absolutamente parado desde el principio. No pasó nunca. Le faltó voluntad para seguir las telas. Imposible resultó transmitir ante aquel marmolillo. Medina navegó con dignidad ante las dificultades y, una vez más, resolvió bien con la espada.

Sevilla, jueves 29 de junio de 2017. Última novillada de abono. Novillos de Partido de Resina. Bien presentados y deslucidos en general salvo el buen y noble 1º y el manejable 3º. Ángel Jiménez, vuelta al ruedo tras aviso y petición y silencio tras dos avisos; David Martín, silencio y silencio tras dos avisos; y Antonio Medina, ovación con saludos y palmas de despedida. Entrada: Algo más de media. David Sevilla saludó tras banderillear al quinto.

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