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Dámaso González lo borda en Pamplona con un miura de vuelta

Fue en la Feria del Toro de 1982. El 14 de julio de aquel año el menudo torero de Albacete realizaba, según APLAUSOS, la “mejor faena de la feria” ante “un miura para soñar el toreo”. El ejemplar, de nombre “Tramposo”, fue premiado con la vuelta al ruedo y el manchego perdió el rabo del miureño con los aceros.

“Tramposo”, cárdeno claro, pesó 567 kilos y formó parte del encierro llegado desde Zahariche con el que Ruiz Miguel y José Antonio Campuzano, que actuaban junto a Dámaso González, sólo pudieron saludar ovaciones. La tarde, tras la lidia del quinto toro, fue toda ella del valiente torero albaceteño: “El quinto fue el sueño de todo torero. Un cárdeno claro precioso con abundante cornamenta al que se dio un primer puyazo muy trasero y cumplió en las dos varas siguientes”, escribió en APLAUSOS Salvador Pascual, quien prosiguió: “Para la muleta ha sido el mejor toro que he visto en mi vida. Parecía como si le hubieran dado cuerda regulándole la velocidad para que ésta fuera muy templada y con un recorrido larguísimo. Desde el primer pase hasta el último llevó la misma velocidad arrancándose siempre al primer toque y llevando el hocico por el suelo. Lo dicho, el sueño de un torero”. “¿Qué hizo con él Dámaso?”, escribía en la crónica el por aquel entonces propietario del semanario: “Pues sencillamente estuvo como yo no le recuerdo. Toreó con un temple inimaginable, adelantando la muleta, sin emplear el pico dando unos pases kilométricos. La plaza estaba al rojo vivo, tenía ganadas las orejas y el rabo, pero entró a matar por dos veces con el toro demasiado humillado pinchando en hueso y a la tercera le enjaretó un espadazo contrario y bajo muy feo que, naturalmente, contrarió al público que en un primer momento le pitó aunque posteriormente se le ovacionó con fuerza”.