LA PÁGINA DE MOLÉS

El año de los ayunos

Manolo Molés
lunes 14 de septiembre de 2020

Se va apagando el año con menos luces que ha malvivido esta fiesta-tristeza. La Fiesta cargada por las heridas de la ausencia, por los caprichos errados de los políticos según dónde, cuándo y de qué pelaje. A la postre, poco, demasiado poco, lo justito para malvivir la temporada de 2020, el año de los ayunos, de unos pocos héroes, de los enfados entre empresarios grandes y empresarios que quieren serlo cuanto antes.

Lo peor de este año ha sido el matadero donde fueron, van e irán tantos animales bravos, es la corona con espinas de los ganaderos

¿Quién tenía razón? Los ciudadanos aplaudieron con moderación a aquellos que se negaron a darnos “un año en blanco” y aunque hayamos pasado “hambre, penuria y soledad”, lo peor ha sido el matadero donde fueron, van e irán tantos animales bravos. Eso es lo peor de todo, la corona con espinas de los ganaderos, criando toros hasta los cuatro y cinco años y ahora (salvo leves excepciones como los dulces de Juan Pedro o las peladillas de piedra de Victorino) la soledad y el año torcido ha hecho mella, daño y ruina en muchas ganaderías de bravo. Y cuando llegan estos infiernos rápidamente se me aparecen imágenes vividas como las del frío invierno en las tierras de los Fraile, gente honesta, currante, campera, sacrificando el dinero al amor de la ganadería. Tanta gente con mérito. Tantos ganaderos que se van a comer las ventas imposibles tal y como está el mini mercado del toro, y tantos ganaderos que enjuagan su dolor con lágrimas secas llevando sus sueños al matadero municipal.

Ponce siempre torea más que todos. Y eso no caduca, sino que da la impresión de que Enrique quiere escribir la segunda parte de su Quijote taurino

Año de mérito para quienes no tiraron la toalla. Y año en el que un chaval, que ya ha toreado más que nadie en toda la historia del toreo, en lugar de maduro ha entrado en una exultante juventud torera y personal. Solo Ponce rompe las leyes de la física taurina y corta orejas y en los ratos libres se sube al balcón de Verona en donde Romeo y Julieta vivieron su aventura amorosa tal y como nos contó un genio llamado Shakespeare. Si tienes curiosidad puedes visitar la casa del amor en el número 23 de la Via Capello. Ponce siempre torea más que todos. Y eso no caduca, sino que da la impresión de que Enrique quiere escribir la segunda parte de su Quijote taurino. Hará historia. Más.

La presidenta de Madrid, tras dar el paso atrás y prohibir tardes de toros sin sentido, ha vuelto a la razón, y me alegro por Miguel Abellán, al que quiero como un hermano por razones históricas, taurinas y personales. Y ha puesto en marcha medidas buenas para la Fiesta y sus integrantes. Y hasta ha dicho que le gustaría que la feria de Otoño pudiera darse en Las Ventas. Lógicamente no contaría como año usado para el contrato de Garrido y Simón.

Ya queda poco. La digestión taurina ha sido muy leve este año. Empresarios valientes y que merecen futuro ayudaron a que lleváramos el luto taurino con mejor humor. Pero ahora o recuperamos la fiesta total, seria, limpia y torera, o el apocalipsis vive a la vuelta de la esquina.

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando