Ha culminado la temporada 2012 con un sabor un tanto agridulce. Numéricamente no se reconoce del todo satisfecho, sin embargo Sergio Domínguez admite haber sentido sensaciones indescriptibles cuando una faena ha llevado su sello de principio a fin. Perseguidor de sus sueños, el de Calahorra no cesa en su empeño de seguir creciendo profesionalmente y Madrid, dice, puede ser la baza que le sitúe de nuevo en el ansiado lugar que ocupan los elegidos.
PARA EL RECUERDO: “La dureza que estoy viviendo, que sé que me está curtiendo”
PARA EL OLVIDO: “Que no doblara el toro en Logroño a pesar de haber matado perfecto”
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