El quinto salió abanto, muy descastado parecía y así fue, aunque luego tomaba en momentos aislados con claridad la muleta de Juan Ortega, que toreó para sí en fulgurantes y deliciosos momentos de bella y sentida expresión estética sin estructurar faena, muletazos sueltos muy estéticos que interesaron al público por su expresividad artística. La insistencia mantuvo por el cauce artístico la atención del público. Media estocada y una oreja como premio final.
Al segundo, con el hierro de Toros de Cortés, Ortega lo recibió con primorosos lances a la verónica, muy encajado generando momentos estéticos muy marcados al igual que su quite por delantales, bello y sentido tras el fuerte puyazo que el toro recibió llegando a la muleta muy soso, sin ritmo ni decir nada. Mansa condición, en suma, sin transmisión ninguna por lo que los fogonazos artísticos del torero solo tuvieron un mediano eco, a pesar de su bella composición. Dos pinchazos y estocada y balance de ovación con saludos desde el tercio.
La tarde se atascaba. El tercero recibió un puyazo fuerte, apretando el toro al caballo y el picador, que fue descabalgado, haciendo lo propio. Se desmonteró Fernando Sánchez por su buen par de banderillas. Tomás Rufo brindó al público una faena excelente desde que inició de rodillas toreando en redondos completos que llegaron con fuerza al tendido entusiasmado. Luego cadencia y ligazón en las tandas siguientes de derechazos que rotundizaron una faena de alta dimensión con buen gusto en las últimas series. Con todo a su favor para trofeos, el toledano falló con la espada que cayó baja, luego estocada y descabello posterior. Una fuerte ovación y saludos desde el tercio fue el balance final ante el manejable toro de Victoriano del Río de buena condición.
El sexto continuó una línea desclasada en el capote de Tomás Rufo y en banderillas de nuevo se desmonteró Fernando Sánchez. La embestida del toro era muy corta, andando y reponiendo. Otro manso con el que Rufo puso voluntad, pero nada se podía hacer y nada se hizo. Silencio para el torero.
El primero de la tarde de Victoriano del Río, feo de hechuras, sin cuello y sobrado de kilos, evidenció mansedumbre ya de salida, quedándose muy corto. Talavante instrumentó una faena muy técnica, bien planteada y resuelta por esa vía que no llegó a romper por la condición sin entrega del toro, muy corto en sus viajes. Se sucedían las series por los dos pitones sin lucidez ni brillo en un conjunto tan correcto como de poco contenido. Tres pinchazos, estocada y descabello fue el remate del extremeño que fue silenciado.
La tarde no remontaba el vuelo, saliendo el cuarto, un tío, como se dice en el argot, que humilló mucho en el capote de Talavante. Manso y sin clase en sus embestidas, sin decir nada, iba y venía muy desclasado y descastado tras los cites del extremeño que tramitó una faena de muy pobre contenido y cierta desgana. Pinchazo y estocada baja tras lo que el público respondió con pitos una insulsa labor muleteril ante un manso deslucido en tarde condicionada por la mansada desclasada de Victoriano del Río. Una bella faena de Juan Ortega fue un oasis, poco para lo que se esperaba.
Albacete. Miércoles 11 de septiembre de 2024. Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés (2º). Alejandro Talavante, silencio y pitos; Juan Ortega, ovación con saludos y oreja; y Tomás Rufo, ovación con saludos y silencio. Entrada: Tres cuartos. En el paseíllo la banda de música interpretó el pasodoble Dámaso González en recuerdo del gran torero albacetense que hoy cumpliría años. Se desmonteró Fernando Sánchez tras parear al tercero y al sexto.