Cuando hay que estar a muerte con Juan José Padilla es a partir de ahora, a partir de la cruda y dura realidad con la que va a pelear un torero y un hombre bravo. Juan José sabe lo que lleva encima, que ese rostro y ese ojo van a frenar sus ansias y su empuje, que vienen tiempos duros, que habrá que tener paciencia, y eso no es fácil, y que habrá que adaptarse a unos problemas físicos muy serios.
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