El inolvidable Mario Cabré

Se cumplen 20 años de la muerte del torero
Juan Soto Viñolo
martes 17 de agosto de 2010

El 1 de julio se cumplieron 20 años de la muerte de Mario Cabré Esteve, que falleció en Barcelona en 1990. Fue torero, poeta, actor de cine y teatro, presentador de televisión, galán de galanes, exhibidor de moda y, como Gil Tovar y Pedrucho, un personaje querido por la bona gent de Barcelona. Fue lo que decían los cronistas de la época, Nadal y Sempronio, un “senyor” de Barcelona.

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Hijo de una familia de actores, nació en Barcelona el 6 de enero de 1916 y se presentó en Madrid como novillero el 10 de agosto de 1941. En 1943 recibió la alternativa en Sevilla de manos de Domingo Ortega, con El Estudiante de padrino. Mató el toro “Negociante” de Curro Chica.

Le llamaron el torero de las supremas elegancias porque manejó el capote con compás y las manos bajas. Fue también certero estoqueador. Obligado por sus múltiples facetas artísticas no llegó a destacar como figura del toreo. Los años que más toreó fueron 1947 y 1948, ajustando 14 y 18 corridas respectivamente. Aunque afincado en Barcelona, tampoco tuvo mucha salida en sus plazas porque entonces mandaban Manolete y Arruza y después vinieron Chamaco y Bernadó, parejas rentables para la empresa de Pedro Balañá y protagonistas de dos épocas de oro de la tauromaquia barcelonesa. Cabré optó por retirarse en 1960 cuando había consolidado su popularidad a través de la película “Pandora y el holandés errante” con Ava Gardner.

Rodó varias películas siempre con actrices bellas con las que la publicidad le hizo vivir tórridos romances. Es posible que Mario Cabré, que fue el postrer romántico, se enamorase de Ava y que yacieran durante el rodaje de Pandora en la Costa Brava; pero Ava, insaciable vividora y bebedora, estaba enamorada de Luis Miguel Dominguín, el apuesto madrileño, diestro largo y achulado que cazaba con Franco, aparecía en París Match y se casaba con Lucía Bosé.

Otra faceta importante y poco reconocida fue su dedicación al teatro en catalán y castellano. Hizo soberbias creaciones de Manelic y Don Juan Tenorio, arruinándose más de una vez como empresario del teatro Romea de Barcelona.

El día de su entierro sólo acudieron a la función religiosa sus familiares, sus amigos y compañeros pero ninguna representación oficial. ¡Ni falta que hacía! ¿Qué importa un torero catalán, un cómico, un poeta, un romántico? Un torero catalán, eso que ahora está tan mal visto.

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