“Corrida como aquellas de los años 1929 y 1930, y que ahora por segundo año consecutivo, y de la mano del empresario Roberto Espinosa, vuelve al coso de la calle de Játiva con la mayor esplendidez de colorido y alegría para resaltar el valencianismo en la fiesta de los toros. Algo que nunca debió perderse y que ha vuelto con una categoría acorde con nuestra plaza y su afición, que bien lo demostró al llenar casi al completo el más que centenario coso”. Así comenzaba su crónica nuestro compañero Manuel Serrano Romá de la corrida a la usanza valenciana, dedicada ese año al artista de la tierra, Mariano Benlliure, y que se prolongaría unos años más siempre en esta festividad mariana.
Bailes regionales, el tiro y arrastre, tabalet i dolçaina, dieron colorido y enardecieron al público en los prolegómenos de la corrida. Los matadores vistieron lujosos trajes típicos confeccionados por el sastre José Manuel Sabater, y las cuadrillas desfilaron con el mismo atuendo valenciano.
El Juli, toreando con el capote.
“El Juli vino a Valencia a por todas. Se la jugó toreando de capa y clavó tres pares de banderillas al tercero de la tarde que levantaron clamores entre un público puesto en pie. Con la muleta, a este tercero de nombre Cupletero, lo toreó templándolo y llevándolo largo, tanto con una mano como con la otra, en una faena que había comenzado sentado en el estribo. Hubo sus adornos, y cuando remató de una gran estocada le valió la oreja con una fuerte petición de la segunda. Al que cerró plaza, que quedó totalmente parado, a base de valor le arrancó una oreja que fue la que culminó la salida a hombros por la puerta grande”.
El diestro alicantino José María Manzanares “no pudo lucirse en el que abrió plaza, que se quedaba corto tirando derrotes, mientras en el cuarto consiguió templados muletazos con la mano izquierda en una faena que tuvo su mérito y en las que Manzanares se mostró animoso. El poco acierto con el verduguillo posiblemente evitó el corte de la oreja”.
Enrique Ponce, sobre la mano derecha.
Por su parte, el valenciano Enrique Ponce, “con el sustituto de Carmen Borrero, que no era apto para el lucimiento, mostró sus condiciones de lidiador, y arrancó con riesgo algunos buenos muletazos con la mano izquierda. En el quinto sacó su raza de figura y muleteó con su personal torería a Cigarrero, al que consintió y dominó, siendo los muletazos más jaleados los de la mano izquierda. Finalizó la faena con valerosos adornos y tras culminar de buena estocada, paseó una merecida oreja”.
Casi lleno en los tendidos en la corrida de la festividad de la Virgen de los Desamparados. Se lidiaron cuatro toros de Los Bayones y dos de Gabriel Hernández, ambos devueltos por inválidos y sustituidos por dos de Carmen Borrero lidiados en segundo y sexto lugar, siendo ovacionados el cuarto y el quinto toro. José María Manzanares (silencio y ovación con saludos), Enrique Ponce (ovación con saludos y oreja) y El Juli (oreja con petición de la segunda y oreja).
