“La mejor vez que lo he visto… que no quiere decir que sea la mejor vez que haya estado. Antoñete, pasada con creces la barrera de los sesenta, nos hizo soñar, pues toreó al cuarto de la tarde como nunca; se había lucido en lances, sobre todo por el lado izquierdo, de apreturas y ajustes, y una media… y otra sin solución de espacio”, así comenzaba la crónica nuestro compañero Juan Belmonte para Aplausos.
“Respirando hondo, despacio y brillando el ya famoso mechón, se acercó al magnífico toro de Victoriano del Río, toro con nobleza pero con raza también. Toreó como hay que torear, girando los talones en un palmo de terreno y ligando un pase tras otro, rematando de pecho en el sitio, sin moverse, muleta plana, limpieza en los movimientos… de todo. Faena justa, ni un pase de más ni de menos, naturales de ensueño… a todo. Si el toro no tarda en caer le corta un señor rabo. Al astado, la merecida vuelta al ruedo”.
Para el crítico taurino Fernando Fernández Román “fueron cinco tandas a un extraordinario toro. Cinco nada más. Cinco obras de arte que encogieron el corazón de los aficionados y que momentáneamente convirtieron la plaza en un manicomio”.
“El triunfo de Antoñete se producía tras haber cortado Curro una oreja y también lo bordó. Lo que pasa es que últimamente nos tiene más acostumbrados al aroma de Romero, meció el capote al compás en el recibo y en quites. La faena de Romero fue pausada, pegando pellizquitos en cada encuentro ante un toro terciadito y a modo por su nobleza, para el triunfo. Los últimos derechazos duraron un siglo, despacio, despacio… también tardó el toro en morir y no quiso el presidente conceder la segunda oreja. ¡Qué más da! Si Romero y Antoñete, corten lo que corten, no salen a hombros nunca”.
Completó el cartel el rejoneador Álvaro Montes, que cortó una oreja después de lucir con las banderillas mostrando una monta templada de buen gusto.
Algo más de media plaza en la quinta corrida del abono de la Feria de San Lucas de Jaén. Se lidiaron dos toros para rejones de Jaral de la Mira, de juego aceptable, y cuatro toros para la lidia ordinaria de Victoriano del Río, destacando el segundo y el cuarto, éste último premiado con la vuelta al ruedo. Antonio Chenel “Antoñete” (división de opiniones y dos orejas), Curro Romero (oreja con petición de la segunda y división de opiniones) y el rejoneador Álvaro Montes (oreja y ovación con saludos).