El Quiebro

El toro "iluminado"

Ramón Bellver 'El Blanco'
martes 17 de agosto de 2010

Con toda la que se está montando en Cataluña y después de escuchar en varios medios tonterías como que se quedan ciegos los toros embolados, sólo falta que los propios aficionados les demos razones para que reafirmen sus argumentos sin fundamento.

Ya se ha hecho varías veces, y continúo pensando que es un delito “iluminar” un toro con bombillas en vez de embolarlo con fuego, como toda la vida. Y así, de un plumazo, nos cargamos una tradición antiquísima y muy arraigada en nuestra comunidad. No hace mucho esta afrenta a la fiesta se hizo en Alzira. Viendo las imágenes de la “iluminada” me da la impresión de ver un árbol de navidad con cuernos en vez de un rito respetado y transmitido de generación en generación.

El rito ya comienza con la preparación de las bolas, con la mezcla de cáñamo, resina y petróleo, dándole forma a la bola con alambre y calculando las cantidades con exactitud según la duración de la misma. Ya en el pilón, con todo preparado notamos olores muy característicos y una vez colocados los “ferratges” llega el momento y el grito de ¡FUEGO!, y notamos el calor y el color tan mágico que tienen las llamas, que junto a un animal tan mítico como el toro bravo hacen un espectáculo sin igual.

Pues todo esto se va al traste cuando con un interruptor encendemos dos bombillas de bajo consumo. ¿Qué será lo próximo, que se corte la cuerda con un mando a distancia? Esperemos que no, y que el rito del toro embolado permanezca tal y como es, que la innovación es buena siempre y cuando no se cargue la tradición y podamos seguir llamándola “toro embolado” y no “toro iluminado”.

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