Paró de llover sobre Las Ventas cuando terminó el paseíllo. El armónico primero de Alcurrucén era un tío. Acodado, enmorrillado, cuajado. Embistió a media altura al capote de Diego Urdiales. Después del primer puyazo de Manolo Burgos empezó a colocar la cara en los vuelos de los capotes. Alejandro Talavante…