Emoción en Las Ventas

La emoción ha regresado a Las Ventas en la tercera tarde de este San Isidro de 2018, provocada por una corrida de toros de Fuente Ymbro, muy bien presentada de tipo y encornadura, la primera parte de la cual se ha celebrado con el denominador común de una tensión mantenida, y con ese “runrún” que se adueña de los tendidos cuando en el ruedo ocurren cosas extraordinarias. Tres toros serios, bravos, encastados y con fortaleza, acometividad y duración que han cumplido en los caballos con empuje y codicia, han sido los lienzos en los que Joselito Adame, Román y Garrido han dejado plasmados sus romances de valentía. El tercero además ha hecho gala de una gran clase, empujando la muleta por abajo con nobleza, bravura y mucho celo. En fin, tres toros que han dado espectáculo, que es de lo que se trataba. Las espadas y la singularidad del público venteño han sido la causa de que no haya habido trofeos. Pero el interés por lo que ocurría en el ruedo era manifiesto, y aquello olía a fiesta grande.

La segunda parte fue otro cantar. Los tres toros lidiados en cuarto, quinto y sexto lugar no han trasmitido con sus embestidas la emotividad que sus hermanos de camada, lidiados en primero, segundo y tercer lugar, pero ya los quisieran para sí algunas ganaderías de moda de esas que crían “la burra de floro” que se diputan las figuras. Adame ha hecho alarde de suficiencia y preparación toda la tarde, Román se ha vuelto a ganar el fervor y la simpatía del público madrileño y Garrido ha continuado con su empeño de “matenella y no enmendalla”, que le está empujando hacia arriba en el escalafón.

En fin, una corrida de toros para hombres fuertes, jóvenes y sobradamente preparados, ha sido la de Los Romerales de Ricardo Gallardo. El toro-toro ha hecho reaparecer la emoción esta tarde en Las Ventas. Mediocres y timoratos, abstenerse…

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