El cuarto lucía el hierro de Cortés. De acucharada cara, astifino, muy serio. Con caja, alzada y morfología de lo de Atanasio. Imposible de salida, absolutamente parado. Sin celo ni codicia. No hubo forma de pegarle una vara en condiciones ya que salió repuchado en todas las ocasiones (6 picotazos).…