BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS

Fallas 2023: en el principio de todo está el toro

José Luis Benlloch
domingo 05 de marzo de 2023
Once ganaderías de primer nivel serán las partituras a interpretar; la de Victorino Martín es la divisa más diferenciadora; en la actualidad el concepto de cada ganadero supera la idea de encaste

El factor toro es componente fundamental en el desenlace de cualquier feria. Así que desde ya, a estas Fallas 2023, una vez diseccionadas la presencia de los diestros, este me gusta más, este menos o aquel debió estar y no está, hay que comenzar a verlas (a las Fallas) desde la perspectiva de las divisas anunciadas. Ya se sabe que en cuestiones de la tauromaquia, en el principio de todo habita el toro, un misterio que tienen que desentrañar los matadores todas las tardes. Por mucho que los aficionados nos quejemos del toro actual, quejas perennes a lo largo de la historia (nostalgia pura), las llaves de cada tarde siguen estando en sus manos o mejor en sus embestidas. Una partitura que imponen los bovinos y tienen que interpretar los coletudos diría un revistero clásico. Unos ejemplares pedirán tratamiento de seda y confianza; otros, buena administración porque por mucho que se diga, la lidia actual es muy exigente; otros, mando y hasta látigo; unos serán nobles colaboradores y otros irreductibles rebeldes… todo encaminado a dilucidar el objetivo final, el triunfo del hombre sobre la bestia, la imposición de la razón sobre la fuerza que es de lo que no entienden los anti, de la razón. 

En esta feria se anuncian las divisas más acreditadas con un predominio abrumador del encaste Domecq sobre el resto, detalle que suele levantar las iras de los puristas que se declaran amantes del toro en exclusiva. Monoencaste dicen, anatema, sin querer fijarse que el problema no está en el origen sino en la actualidad, que hay ganaderías en buen momento y ganaderías degradadas, ganaderías con las que es posible, solo posible, el toreo que se demanda y las que no. De diez festejos anunciados, ocho son Domecq; uno saltillo (el de Victorino); otro Murube, el de rejones, que en la noche de los tiempos se podría decir que era muy santa coloma, es decir primo hermano de los saltillos; y media corrida del Puerto San Lorenzo (eso es lo que menos me gusta, que haya habido que recurrir a un tres y tres) que se suele decir que es Atanasio/Lisardo para acentuar la singularidad, pero que tiene la misma procedencia Tamarón, Mora Figueroa, Conde de la Corte que los Domecq. En cambio, y pese a la uniformidad original veremos que habrá claras diferencias de comportamiento en la plaza, lo que viene a demostrar que más que de encastes hay que hablar y distinguir entre ganaderos. 

En ese sentido, nada tiene que ver, dicho a modo de evidencia incontestable, un toro de Victoriano del Río que las figuras piden en los sitios relevantes donde se les exige emociones fuertes y relegan en las plazas de menos relevancia donde se les permite mayores licencias, con un toro de Juan Pedro, en teoría, solo en teoría, pastueño y sosaina que no quiere decir carente de peligro; tampoco tienen parecido uno de Fuente Ymbro, habitualmente embravecido y potente hasta el mosqueo de la torería con uno de Garcigrande, obra personalísima de Justo Hernández, por los que suspiran algunos grandes maestros y rehúyen otros; y así hasta el infinito, dicho todo ello bajo el paraguas del relativismo que suponen las reacciones de un toro. 

Nombres propios

El elenco ganadero de Fallas tiene nombres propios entre los que hay que buscar la variedad. Montalvo que tras abolir los antiguos martínez comparte orígenes vía Daniel Ruiz, Garcigrande, Jandilla, Juan Pedro, Victoriano del Río, Fuente Ymbro y el Freixo, son el elenco ganadero origen Domecq en estas Fallas; los del Puerto de San Lorenzo a los que para buscarle diferencias se les etiqueta como Parladé a la vez que se resalta su tendencia a saltar a la plaza abantos y corretones es otra divisa compareciente; Victorino que es el más claramente diferenciado, con sus toros cárdenos de mirada vivaz, reacciones particulares y cambiantes con los que las figuras no gustan de tener mucho trato, es quien marca más diferencias; y finalmente aparecen los murubes, relegados en la actualidad a las corridas de rejones, toros voluminosos y de templado galope, no hace mucho favoritos de los diestros de a pie.

Todas las divisas anunciadas tienen orígenes acrisolados y triunfos importantes en sus historiales como para estar en feria tan acreditada. La presentación será el detalle que les legitime finalmente, ni deben ser mastodónticos como para alejarles del estereotipo del toro bravo que no conviene olvidar que no es animal de carne ni tampoco puede dar pena y sí, es obligado, causar respeto y tener hechuras atléticas. Luego el juego y su comportamiento será el gran misterio a resolver en la misma plaza. Hasta el tiempo, aseguran, influye. Tan apasionante y tan difícil de desentrañar es su lidia. 

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