Aquí, este fin de temporada, está cambiando de “dirección artística” hasta el “Niño de la Bola”. Más que de apoderados se trata de equipos de mentores bien organizados. Ya que los apoderamientos a la antigua usanza se pueden contar con los dedos de una mano y sobran dedos. Aquellos hombres que veían al maletilla en un tentadero y pensaban “aquí hay madera de torero”, y lo iban introduciendo en todos las ganaderías en las que pudiera pegar cuatro pases, y colocándolo en las novilladas sin picadores que se celebraban en los pueblos más recónditos de la geografía española, hasta que detectaban que estaba en condiciones de dar el salto a los utreros de las novilladas con los del castoreño… esos hombres son una especie a extinguir. Es más, virtualmente ya no existen.
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