El matador lisboeta salió a hombros tras dos faenas llenas de sentimiento con las que conquistó al público de Isla Graciosa.
El pasado martes, el matador de toros Pedrito de Portugal se adueñó de la afición de la Isla Graciosa en las Azores con dos faenas llenas de sentimiento, entrega y elegancia, a dos toros de Conde de Cabral de distinta condición. Torero de fino corte, bordó el toreo en su primero con muletazos largos, profundos, dejando la muleta delante y llevando el toro a milímetros de su muleta con un temple pasmoso. Naturales, derechazos, molinetes y trincherazos, rubricando la faena con manoletinas. Fue todo un clamor que le supuso dos vueltas al ruedo con petición de la tercera.
Su segundo fue un toro brusco, sin humillar, manso, buscando las tablas. Poco a poco Pedrito lo fue metiendo en la muleta. Con muletazos templados, sin dejar tocar los engaños, consiguió dominarlo hasta que lo toreó a placer. Bellos naturales arrastrando la muleta por el albero, derechazos con domínio y profundidad y circulares rematados con trincherazos y pases de pecho pusieron la plaza en pie. Dos nuevas vueltas al ruedo y puerta grande.
Junto a Pedrito, actuaron frente a toros de Joao Moura los rejoneadores Tiago Pamplona (vuelta y vuelta), Joao Moura hijo (vuelta y vuelta) y Miguel Moura (vuelta).
