JUAN SÁNCHEZ FABRÉS

“Hay que ser consecuente con la realidad, hoy se pide otra cosa”

Con la lidia de la última corrida de Sánchez Fabrés este miércoles en la plaza francesa de Saint Sever se cierra una página ganadera
Paco Cañamero
jueves 09 de mayo de 2013

GALERÍA FOTOGRÁFICA DE LOS TOROS RESEÑADOS

Este miércoles, en la plaza de toros francesa de Saint Sever, se lidiará la última corrida de los coquilla de Sánchez Fabrés. Mañana, cuando se arrastre al último toro, se dirá adiós a un capítulo de la grandeza ganadera charra que tanto esplendor y categoría regaló a la propia Tauromaquia.

Al matadero, en principio, iba a ir también esta última corrida, pero un buen día dos jóvenes aficionados franceses -Antoine Capdeville y Lucas Relegain-, hacen un llamada a la afición a través de las redes sociales cuando se enteran del final de los coquilla y bajo el banderín de enganche “Colectivo Pedro Llen” durante varios meses se movilizan para lograr el objetivo de ver lidiarse la corrida en una plaza. Los encargados de estoquearla serán José Calvo, Luis Bolívar y Thomas Dufau.

En la paz de la finca Pedro Llen -emblemática dehesa que acoge la ganadería de Sánchez Fabrés- y rodeado de infinidad de recuerdos que hicieron de esta divisa un estandarte, Juan Sánchez-Fabrés, uno de los hijos de don Alfonso y quien representa la vacada vive entre la resignación y la realidad estos momentos, más si cabe en su caso de ser un magnífico aficionado y defensor de ese encaste: “Hay que ser consecuentes con la realidad y ver que ahora la gente pide otra cosa. Es lo mismo que si quieres hacer una fábrica de máquinas de escribir, por más revolucionario que fuera en su momento hoy es inviable. Ahora las figuras se decantan por las líneas parladeñas de Juan Pedro, Parladé, Núñez del Cuvillo, Garcigrande… que además tienen camadas muy largas y sobre ellas ajustan la temporada; luego el resto de toreros tienen ahí otras muchas ganaderías. La nuestra podría haberse encasillado en las toristas, pero es muy difícil mantenerlas, a no ser que seas Victorino o Miura, que tienen un nombre y una leyenda”. Juan es un hombre ameno, arquitecto de profesión y apasionado de la ganadería: “Otro problema es que este tipo de toros no tienen caja y la anatomía de los victorinos, adolfos, albaserradas o escolar…, que pueden lidiar en cualquier plaza”.

Juan Sánchez Fabrés habla de la Fiesta sin pelos en la lengua: “Nos guste o no y aunque nos duela tenemos que ver la realidad de la Fiesta y eso es así y no lo arregla nadie. Mira en Valencia, en las corridas toristas se cubría un tercio o un cuarto, toda una ruina y sin embargo llegan El Fandi y El Cordobés y la plaza se llena”.

Hoy, con la suerte echada, en su finca de Pedro Llen quedarán unas cuarenta vacas como simiente de lo que fue una sangre ganadera que dio tanto esplendor a la Fiesta: “Pero para divertirnos con los amigos toreros y a los machos cuando tengan un año los llevo al matadero. La decisión está tomada”.

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