Es una ganadería distinta. Sus toros provocan esa expectación lógica que precede a la incertidumbre de su comportamiento y a su leyenda histórica. Con los años Eduardo y Antonio Miura están sabiendo perpetuar el equilibrio entre ejemplares con su dosis de nobleza junto a otros que aportan su clásica dureza. En 2011 los toros de “Zahariche” cumplieron con su papel, brillando en plazas como Nimes, Arles, Beziers o Priego de Córdoba, además de dejar su impronta en Valencia o Sevilla.
“Los miuras son distintos por morfología y por comportamiento. No digo que sean mejores o peores, pero tienen personalidad”
“Hay que mantener ese equilibrio entre un animal que ayude a que triunfen los toreros y ese otro complicado y duro”
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