El salón de los alcaldes del Ayuntamiento de Segorbe acogió un coloquio enmarcado en el ciclo Sorolla y los Toros que organiza la revista Aplausos a iniciativa de la consellería de Justicia e Interior de la Generalitat Valenciana.
Los protagonistas del mismo fueron dos parejas de hermanos, los De la Puerta, Julio y Jaime, ganaderos y excelentes caballistas, y los Montoliu, José Manuel y Antonio, muy ligados a esta localidad por su origen familiar.
“Criar toros es un arte y como tal hay que hacerlo. Es más fácil manejar la ganadería con un Land Rover, pero nosotros preferimos el caballo y la garrocha”, afirmó Julio de la Puerta, que pronto se identificó con la pasión que siente en Segorbe tanto por el toro como por el caballo.
“Le hemos dado toreabilidad a lo que tenemos de Veragua. Era el sueño de mi padre y por eso lo mantenemos. Nosotros seleccionamos los jaboneros y los dejamos. Como anécdota contaré que Ponce no quiere ver un toro jabonero ni en pintura y un par de días antes de torear en Osuna en la temporada de la pandemia, estuvo en casa y toreó una vaca extraordinaria jabonera. Y acabó pidiéndonos un toro jabonero para Osuna aun no gustándole antes nada”, confesó. Además, se mostró optimista con el futuro: “Hemos pasado años malos y ahora creo que vendrán buenos. Tenemos que creernos mucho que lo que pintaba Sorolla es nuestro”, dijo en referencia a la obligación de poner en valor entre todos la tauromaquia, añadiendo: “Y uno de los grandes defensores del toro es la calle. Nosotros hemos congeniado con la gente de la calle”.
Jaime de la Puerta, excelente garrochista, habló fundamentalmente de caballos, de las diferencias entre el manso y el bravo, y de faenas como el acoso y derribo: “El acoso y derribo nació de una necesidad, nació para coger el ganado y curarlo”. Julio, por su parte, remachó: “Es la faena más bella y de más categoría que se hace en el campo”.
El salón de Alcaldes estuvo decorado con paneles con las obras taurinas de Sorolla. En este sentido, José Manuel Montoliu hizo referencia a una de ellas, la titulada Antes de la corrida, en la que el pintor valenciano refleja el momento del patio de cuadrillas antes de hacer el paseíllo: “Son los momentos previos, momentos de incertidumbre, son instantes complicados. Luego sale el toro y te metes en la tarde y sueltas los nervios pero en el patio de cuadrillas se pasa mal”.
Actualmente, José Manuel es profesor de la Escuela de Tauromaquia de Valencia: “Un torero nace, si no es imposible. Luego hay matices pero si no vienes al mundo con algo que te haga diferente… Después hay que poner trabajo, sacrificio, pero hay que tener talento y con eso se nace“, reflexionó.
Durante el coloquio, moderado por nuestro compañero Jorge Casals, hubo referencias al padre de ambos, el gran e inolvidable Manolo Montoliu: “Lo que somos hoy en día es gracias al toro. A raíz de la tragedia de mi padre, el mundo del toro se volcó y ahí vi la grandiosidad de este mundo y quise desde ese momento ser partícipe de él”, comentó Antonio.
“Mi padre fue el gran referente. Para mí y para muchos de mis compañeros. Era mi espejo y el torero que me hubiese gustado ser”, señaló José Manuel.
Antonio Montoliu, picador de toros, es hoy día decano de la facultad de Veterinaria de la Universidad Católica de Valencia. Sobre sus años en los ruedos, apuntó: “Se torea bien cuando vas de verdad, se banderillea bien cuando vas de verdad y se pica bien cuando vas de verdad. Con Esplá empecé a curtirme con victorinos, dolores, cuadris y en los ocho años con Padilla, cuatro fueron años de corridas muy duras. Pero curiosamente las peores tardes las he pasado con toros de Jandilla”. Y finalizó diciendo: “La mano que pica el toro es la izquierda porque a fuerza gana el toro”, explicó sobre la importancia de ser un buen picador.
