Con lleno total en los tendidos de la Monumental de Barcelona, se lidiaron toros de Juan Mari Pérez-Tabernero. Diego Puerta fue el padrino, mientras que Paco Camino actuó de testigo de la ceremonia. Clarinero, marcado con el número 71, fue el toro de la ceremonia, frente al que Julio Robles, vestido de blanco y oro, mostró buenas maneras siendo ovacionado y logrando dar la vuelta al ruedo en el toro que cerraba plaza.
Nuestro compañero Paco Cañamero recoge las impresiones del toricantano tras la ceremonia de la alternativa: “Aquel día fue muy feliz para mí y también para los míos. Se había conseguido una meta que en mis principios era un sueño. En los días de niño iba a Campo Cerrado -mítica finca de los Herederos de Atanasio Fernández- para ver tentar a Paco Camino del que me sorprendía su estilo, sus formas y, sin embargo, allí estaba de testigo de mi alternativa. Lo mismo que Diego Puerta, el padrino y al que tenía muy idealizado por su amor propio y casta. Salieron a por todas, a buscar el triunfo, sin dar tregua a nadie, por ello era consciente de que allí comenzaba la verdadera guerra y poder llegar a ser figura iba a ser algo muy difícil, por lo que tenía que salir a por todas. Gente como Puerta y Camino eran figurones del toreo y continuaban, año tras año, en lo más alto. Recuerdo que mi primer toro se lo brindé al público y el segundo a mis padres”.
La temporada la concluyó con veintidós corridas de toros, con éxito en plazas como Bilbao, Salamanca o Valladolid, donde recibe su bautismo de sangre.
Precisamente en estas fechas sanfermineras, recordamos su alternativa y también su segunda puerta grande en Las Ventas, un día de San Fermín de 1985. Sirva este recuerdo para el torero de Fontiveros, un torero con innumerables virtudes en su toreo de capote y muleta, y de una gran personalidad.