TARDES PARA EL RECUERDO

La histórica faena de Antoñete a Atrevido, el toro “blanco” de Osborne

Redacción APLAUSOS
sábado 13 de junio de 2020

El 15 de mayo de 1966, festividad de San Isidro, Antonio Chenel “Antoñete” cuajó en Las Ventas su faena consagratoria al famoso “toro blanco” de Osborne. El animal, de nombre Atrevido y de llamativo pelo ensabanado alunarado y botinero, permitió al maestro del mechón blanco plasmar una de sus grandes obras en la plaza de su querida tierra. Cortó una oreja por pinchar, pero su labor de aquel día le cambió la vida para siempre.

Antonio Díaz-Cañabate, desde su tribuna del diario ABC, escribió al respecto: “Este Antoñete está superior, está por encima del toro. ¡Chico, qué manera de torear! ¿No se te cae la baba de admiración? A mí, sí. ¡Ves tú! Esto es diferente, esto no tiene nada que ver con lo que vemos todos los días, con lo adocenado, con lo trivial, con lo grotesco”, escribía el crítico simulando una conversación ficticia con “Isidrín”, una representación humanizada de la Feria de San Isidro. “No es un toreo de ayer, ni de hoy, sino de siempre”, añadía.

El cartel lo abrió Fermín Bohórquez con un utrero de su ganadería y lo completaban, en este orden, el propio Chenel, Fermín Murillo y Victoriano Valencia. La plaza estaba llena por completo en el día del Santo Patrón. “Vamos a ver el toro ese que dicen que es blanco. ¡Qué cosas! ¡Un toro blanco! ¡Ahí está! No me gusta. Yo creía que era otra cosa, un toro bonito. Pero la gente es muy novelera”, relata en la conversación ficticia sobre Atrevido, que pesó 486 kilos e hizo una discreta pelea en varas. “Mira esos apuntes de verónicas. No está mal; cortitos, pero finos, suaves”, describe sobre el toreo de capa de Chenel. Luego, con la muleta, subraya: “Eso es torear sencillamente, con la sencillez de la elegancia, de lo delicado, de lo fino, de lo sutil”, añadía el crítico acerca de la faena estrella de una corrida en la que, por otro lado, estuvieron presentes el general Franco y el entonces presidente de Nicaragua, René Schick Gutiérrez.

Sin embargo, el maestro emborronó con la espada su magnífica faena: “¡Mal, muy mal en clavar la espada de cualquier modo! Para una gran faena es indispensable una gran estocada. ¿Que te han dado una oreja? ¿Y qué es una oreja, con la que podías haber armado si entras a matar?”.

    Síguenos

    ÚLTIMAS NOTICIAS

    Cargando
    Cargando
    Cargando
    Cargando
    Cargando
    Cargando
    Cargando
    Cargando