El toreo ya sabe dónde tiene los amigos. De los cuatro líderes políticos que participaron en los debates -más bien rifirrafes- de TVE y Antena 3, solo uno nos hizo el dudoso honor de acordarse de la fiesta de los toros y no para bien. Mezclando las churras con las merinas, asestó su puñalada trapera y se quedó tan tranquilo. Como hizo con la Iglesia Católica, culpabilizándola de todo lo malo que afecta a la enseñanza en la actualidad. Y eso que asistió al sarao disfrazado de monje de la Trapa. Cuando esta Espina aparezca en los quioscos, ya sabremos si España sigue siendo España o una república bananera. Ya nada tendrá remedio, hasta dentro de cuatro años.
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