LA PÁGINA DE MOLÉS

La madre no puede ser la madrastra

Manolo Molés
lunes 21 de diciembre de 2020

Es posible, es fácil que alguno de vosotros, que me leéis, estéis pensando que otra vez pongo de ejemplo a la Francia taurina en cosas que lamentablemente no suceden en España. Es verdad, pero lo que pasa es que llevo muchos años sopesando lo que los políticos hacen por la Fiesta en nuestro país y lo que hacen los políticos para que en Francia todo suceda de la mejor manera posible. Y como no hablo por hablar, ni escribo porque me caigan mejor unos que otros: la ardiente realidad me da toda la razón.

Si la pandemia afloja: Castella, Valencia, Madrid y Sevilla, aunque reduzcan las ferias, nos levantaran el ánimo y la Fiesta

Este año en España, ya tocaba, empiezan a moverse, por si la pandemia mengua y la vacuna nos defiende, los empresarios españoles, algunos de ellos que andaban demasiado dormidos y con poquitas ganas de buscar soluciones. Pero hemos dado un paso adelante y ya a estas altura nos aseguran que aunque solo se pueda lograr el 50 %, o sea, media plaza: Castellón, bajando el número de festejos, dará la Magdalena; que Valencia, aunque haya que rebañar algo, no quiere otro año en blanco -o mejor, en negro-; y Sevilla ya habla de una feria más corta pero con gusto y carteles buenos, a pesar de que (joder, qué rápidos son los políticos y los clérigos) van a borrar las procesiones y todos los actos populares. ¿No hay rendija, una posibilidad de que la Semana Santa tenga, si el tiempo ayuda, unas procesiones, algo de eso, que de repente va a sumar dos años sin la Semana Santa de Sevilla? Yo flipo, que diría un moderno. Flipar significa también “alucinar” en dos sentidos, claro. Pero no es bueno que dos años seguidos se queden todos los santos y las procesiones en blanco. Y menos cuando el empresario de la Maestranza está dispuesto a no dejarnos sin un cacho guapo de feria. Que falta nos hace. Y veremos toros.

Si la pandemia afloja: Castella, Valencia, Madrid y Sevilla, aunque reduzcan las ferias, nos levantaran el ánimo y la Fiesta y los ganaderos y los toreros y las cuadrillas y todo el ejército taurino volverá a encontrarse con los sueños rotos en estos últimos años.

En Francia nos han vuelto a marcar el camino. Los políticos franceses son generosos con los empresarios taurinos. Vuelve lo que repito mil veces: el ejemplo francés.

Y si aquí sacamos cabeza, en Francia nos han vuelto a marcar el camino. Los políticos franceses son generosos con los empresarios taurinos. Vuelve lo que repito mil veces: el ejemplo francés. El señor alcalde se ha reunido en Nimes con Simón y atención: el Ayuntamiento, conocedor del impacto negativo del coronavirus, le hace a Simón una gran rebaja en las tasas a pagar y le ofrece al empresario (olé la Francia), una reducción de las tasas que debe pagar el empresario al Ayuntamiento. Olé. Eso es un alcalde que colabora. Tomen nota los de aquí. Y el consistorio dará una indemnización compensatoria. A ver si aprenden los españoles. Premio y facilidades para que el empresario dé lo mejor a Nimes. Que despierten los políticos de la Iberia (Iber era y es el Ebro) y que pongan soluciones en lugar de piedras en el camino. Ojo a Simón: España, Francia y Portugal. Y aquí no regalan nada. Importante. A todo esto hay que añadir que la gente del toro sí va a hacer un gran esfuerzo este año porque dos en “blanco” sería acabar en “negro” ante el futuro que le espera a la fiesta de los toros. Y tenemos que hacer las cosas bien por varios motivos. Porque hay empresarios ya muy dispuestos a dar festejos y a ponerse al día, y a hacer posible lo que no se pudo cuajar antes. Castellón, Valencia, Madrid, Alicante, etc., van a dar la cara y arrimar el hombro. Existe ya esa conciencia porque lo contrario sería un daño casi imposible de restañar en el futuro. Tenemos mucha gente a favor de la Fiesta, mucha más de la que suponen que los listos de algunos grupos que odian la tauromaquia sin tener ni idea de sus valores. De los que han cantando poetas, escritores, pintores, etc. Pero estamos en tiempos de extremismos, de mucho largar y poco construir. Y casi siempre por parte de políticos que vienen con la cantinela hecha cuadre o no cuadre.

Ahora, te lo digo en serio, hay que apoyar a todo aquel empresario, torero, etc., que quiera hacer las cosas bien. No es fácil, se juegan su dinero y su prestigio. Si ellos lo hacen como Cúchares manda: la afición va a responder. Pero tenemos que dar ejemplos las dos partes.

Me quito el sombrero ante los que mucha gente olvida y muchas veces no les damos el apoyo, admiración y esfuerzo que hacen. Atención: 346 ganaderías. 346 héroes

Y yo me quito el sombrero, aunque sea simulado porque no lo gasto, ante los que mucha gente olvida. Y muchas veces no les damos el apoyo, admiración y esfuerzo que hacen. Atención: 346 ganaderías. Se dice pronto. 346 héroes, gente de campo, la mayoría currantes, viviendo y peleando el futuro al rabo de la vaca, de los toros del futuro, de que vengan a comprártelos, de que te los paguen medio bien, de que un día no haya que tirar la toalla. Los ganaderos, que son la base, son también los que a veces menos cuentan, en el respeto y en el dinero. Sin ellos no existiría la Fiesta, ni el ecosistema perfecto de la dehesa. Les debemos que la Fiesta siga teniendo el toro como centro, porque ellos lo crían y lo cuidan. Y lo sufren.

¿Qué nos falta? Algo vital: que los políticos de España, la cuna del toreo, hagan el favor de enterarse de cómo respetan la Fiesta de los políticos galos. Y el milagro francés también lo pueden y lo deben implantar en la vieja Iberia, la madre de toda la tauromaquia. Y la madre no puede ser, ojo, la madrastra.

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