BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS

La que se avecina… en la dehesa y en la plaza

José Luis Benlloch
domingo 10 de enero de 2021
La nieve embellece y endurece el campo bravo. Anuncia buena primavera pero castiga a los animales más débiles. La pandemia provocará un cambio sensible en el panorama ganadero de los próximos años

La nieve ha cubierto el campo bravo de un manto blanco espectacular. El fenómeno trae belleza, augurios de buena primavera pero también incertidumbre y más trabajo para darles de comer a los ganados mientras dure la nevada. Es de las pocas noticias buenas en el mundo del bravo que al castigo del 2020 se verá obligado a añadir el de un 2021 que barrenará en el infortunio para convertirlo en un duro/durísimo largo puyazo. Tanto que no son pocos los expertos que auguran un evidente desequilibrio entre oferta y demanda que acabará forzando un cambio sensible tanto en el tipo de toros a lidiar como en el nombre de las ganaderías que prevalezcan en las ferias como sucedió en los años posteriores a la Guerra Civil. A ese nivel, sí, aseguran que pueden llegar los efectos del mal-año que hemos vivido.

Con ese panorama tan poco halagüeño por delante, estos días los ganaderos andan pendientes de la veracidad del refranero que asegura aquello de año de nieves, año de bienes, porque no crean que encuentran perchas más consistentes para fortificar su resistencia tras la fallida temporada 2020 que les ha dejado en el campo o en manos de los carniceros el noventa por ciento de las camadas. Estas nieves de ahora auguran una gran primavera de pastos, como ya sucedió el año pasado en el que en terminología campera, y tal como decía recientemente Adolfo Martín, hubo hierba hasta en los tejados, lo que permitió que los ganados, salvo los toros de saca, comiesen del suelo para hacer bueno aquel otro refrán que asegura que Dios aprieta pero no ahoga, aunque a estas alturas ya son muchos los ahogados en diverso grado.

No son pocos los expertos que auguran un evidente desequilibrio entre oferta y demanda que acabará forzando un cambio sensible tanto en el tipo de toros a lidiar como en el nombre de las ganaderías que prevalezcan en las ferias como sucedió en los años posteriores a la Guerra Civil

Los hay que ya han echado la toalla sin más remisión, entre los que se encuentran principalmente los que llegaron en el aluvión del boom inmobiliario en busca del lustre social que da o daba el anunciarse en los carteles de feria; los hay, los de vocación y tradición, que se han arremangado y han vuelto a asumir, por si lo habían olvidado, que ser ganadero es profesión alejada de las moquetas de los hoteles y los faustos feriales, y si hay que echarse a caballo o que montarse en el tractor se hace; y luego están aquellos otros a los que les ha bastado, por ahora, con adelgazar los costos y seguir montados en su estatus a la espera de mejores momentos.

NIEVE EN LA DEHESA

Entre las imágenes más espectaculares de estos días de nieve un año más figuran los cercados de Vistahermosa, la finca climatológicamente más inhóspita del mundo bravo, donde pastan los toros de la ganadería Los Maños, propiedad de la familia Marcuello. Situada en Luesia, en el pre-pirineo aragonés, donde el frío es compañero habitual de sus santacolomas. Desde finales de año una capa de unos 10 centímetros de nieve cubre la finca y con la llegada de la borrasca Filomena el grosor subirá alrededor de otros 35 centímetros más, explicaba José Luis Marcuello a Juan Cristóbal García en Aplausos. “Hace días que se congelan las tuberías y los abrevaderos amanecen con una capa de 20 centímetros de hielo”, asegura el ganadero de Los Maños, que añade: “si va a más será más complicado acceder a los toros para echarles de comer, pero donde no lleguemos con el tractor lo haremos con el saco al hombro, no será la primera vez”.

Los garcigrandes siguen estando entre los más solicitados incluso en estos tiempos de pandemia, tanto que a estas alturas ya le han pedido corrida para las principales ferias incluso se sabe que ya hay disputas entre las figuras por anunciarse con sus toros

En Salamanca, otra zona con fama de dura, el frío no es más clemente y estos días aprieta de valiente. Justo Hernández, dueño de Garcigrande, no niega el frío pero en una charla personal se apunta a la teoría del cambio climático: “Esto ya no es lo que era, ya casi han desaparecido los carámbanos de los tejados pero aun así una semana de frío y nieve no nos la quita nadie todos los años”. Y no cree en aquello de año de nieves, año de bienes: “para el ganado no es buena la nieve. Los animales aguantan el frío seco pero la humedad no es nada buena, al contrario. La humedad con el frío provoca muchas bajas”. La noticia buena en su caso es que los garcigrandes siguen estando entre los más solicitados incluso en estos tiempos de pandemia, tanto que a estas alturas y a pesar de la incertidumbre sanitaria que amenaza la temporada venidera, ya le han pedido corrida para las principales ferias incluso se sabe que ya hay disputas entre las figuras por anunciarse con sus toros, cuestión que no ha querido confirmar: “Eso ya no lo sé” asegura, pero yo sí.

Y sin necesidad de viajar lejos de la Comunidad, en el termino San Mateo, la finca La Fonteta, propiedad del castellonense Pedro Jovani, aparecía ayer cubierta de nieve ante la expectación de los ganados que poco habituados a estas circunstancias se abrigan apelotonándose en los raseros.

Escrito por José Luis Benlloch en Las Provincias el 10/01/2021

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