Con la emoción a flor de piel, y entre gritos de “¡Torero, torero!”, el maestro Enrique Ponce daba esta tarde su última vuelta al ruedo en Las Ventas tras cortarle las dos orejas a Requiebro, de Juan Pedro Domecq, su último toro en Madrid. Tanta fue la emoción que embargó el momento, que el torero de Chiva no pudo reprimir las lágrimas al retirarse hacia el callejón. Hasta siempre, torero. Madrid nunca te olvidará.