En las plazas de toros antiguas y todavía más en las nuevas son rarísimas las puertas grandes. En la de Illumbe, que abrió en San Sebastián en 1998 el camino de las plazas cubiertas, no la hay ni se pensó nunca en ello. De Manolo Chopera es una frase lapidaria: “Una puerta grande… ¿para qué?” Diez accesos con cuatro porteros cada uno para el público. Una sola puerta para cuadrillas y servicios de enfermería, siempre prioritarios. Por esa puerta principal o mayor se accedía, además, a los palcos preferentes con burladero de callejón. Otra puerta para cuadras y el desembarco de toros. ¡Ah, sí, aquellos tiempos en que se daban toros en San Sebastián durante la Semana Grande de Agosto! Y durante tres o cuatro inviernos concursos internacionales de novilleros, de donde salieron César Jiménez, Salvador Vega, Javier Valverde, Castella, Castaño, Perera, Bricio…
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Las puertas cerradas
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