El último adiós al Maestro ha contado con el calor de sus compañeros, de sus discípulos, del toreo. Pero es justo decir que ha faltado el apoyo institucional, no hubo capilla ardiente, no hubo última vuelta al ruedo a hombros en la Plaza del Pino…
Nos sacude en plenas fiestas navideñas la muerte de un torero, José Martínez Limeño. Somos propensos a olvidar y el tiempo, siempre inexorable, convierte las vivencias en recuerdos que van disipándose…
De la historia torera de Pepe Limeño se han encargado otros compañeros que acertada y justamente han hecho recordar a los que la conocieron e informado a los más jóvenes de quién fue este torero sanluqueño… ahí están sus cuatro Puertas del Príncipe. Es conocido que Sanlúcar, la de Cádiz, se ganó por derecho propio el apelativo de Sanlúcar de los toreros. Marismeño, Parada, Ojeda, Mangui, Rabioso, Robles, Montiel, Carmelo… y muchos más. Todos han tenido al maestro de referente, por su vida, por su obra, por sus formas…..
Limeño, respetado y admirado, tiene su busto delante de la plaza de toros y es pues una justa perpetuación de su memoria. A su vida torera se une su sencillez, su educación, su bondad. Dedicó su retiro de los ruedos al campo, al toro, donde se sentía feliz.
El último adiós al Maestro ha contado con el calor de sus compañeros, de sus discípulos, del toreo, al que lo dio todo hasta el final de su vida. Toreros, ganaderos, empresarios y a la salida de la Iglesia, abarrotada, le esperaba el pueblo, su pueblo. Pero es justo decir que ha faltado el apoyo institucional, no hubo capilla ardiente, no hubo última vuelta al ruedo a hombros en la Plaza del Pino… su Plaza. Claro con las elecciones en puertas han estado más pendientes de alcanzar el poder que de enterrar con los honores que merecía a tamaña figura del Toreo, que llevó el nombre de su tierra por todos los rincones taúricos del mundo.
