Amparados en la falsa moral que pretenden imponer y con la venia del des-Gobierno que, como Laudrup cuando daba una asistencia, mira para otro lado, el ministro de Cultura y Sumar han colado nada menos que en el Congreso de los Diputados, y con total impunidad, la torticera Iniciativa Legislativa Popular con la que pretenden derogar la ley de patrimonio cultural de la tauromaquia para, y escribo textualmente, no: “financiar el maltrato animal con los impuestos de los españoles”.
Afirmación que el propio Urtasun pronunció este mismo lunes en la Jornada Parlamentaria de Protección Animal, Tauromaquia y siglo XXI celebrada en el Congreso de los Diputados y que clausuró junto a Íñigo Errejón, portavoz del grupo parlamentario de Sumar yendo, sin ningún tipo de reparo, contra la propia cartera que debe defender por encima de su ideología.
Una conferencia que, como pueden imaginar, fue toda una oda de la desinformación, mentiras y falsedades en una pasarela antitaurina por la que desfilaron primerísimos nombres del animalismo como Sergio García Torres, exdirector general de Derechos de los Animales del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030; Aida Gascón, directora de Anima Naturalis en España, la abogada Anna Mulá y hasta la Senadora Esmeralda Hernández, llegada desde Colombia.
A nadie puede sorprender este maquiavélico plan que viene de lejos y que aquí en APLAUSOS ya advertimos hace casi un año, cuando todas las quinielas apuntaban a Urtasun como el nuevo ministro del que dependería la Tauromaquia. El lobo entraba entonces en el redil. Un antitaurino acérrimo que primero se instaló en Cultura, que después borró de un plumazo el Premio Nacional de Tauromaquia, y que ahora, mete dentro del Parlamento una ILP que atenta legalmente contra la propia cartera que él mismo defiende.
De aquellos polvos, estos lodos. “El hombre es un lobo para el hombre”, decíamos en noviembre recordando la frase del filósofo Hobbes. Y que: “La Fundación estuviera al loro, porque habrá que apretarse los machos y estar preparados”. Sorprende que casi un año después, y visto todo lo visto, no se hayan puesto cartas en el asunto para movilizarse contra un plan contra la Tauromaquia que parece perfectamente orquestado con precisión milimétrica. El lobo ya no se esconde. Y sin piel de cordero, afila unas garras y dientes que amenazan con ser implacables. Atentos.