La revolera

Los Bailleres-Zalduendo… “chuff”

Paco Mora
jueves 14 de marzo de 2019

“No hay quinto malo”. Se ha dicho siempre respecto a los toros, pero eso es una frase tomada de los tiempos en que, para enrolarlos con destino a la Guerra de África todos los “quintos” valían, sin excepción de estatura y demás condiciones físicas. Para ir al matadero todos los soldaditos españoles eran buenos, y no se salvaban los cortos de talla, los reparados de la vista, los cheperudos ni los analfabetos integrales.

Pero así y todo, del encierro lidiado la quinta tarde de las Fallas de hogaño, el más encastado y con mayor movilidad de la plúmbea corrida de Zalduendo, antes propiedad de Fernando Domecq y hoy del empresario mexicano mencionado en el titular, ha sido el quinto, con el que El Fandi ha exprimido todas las posibilidades de la repetitiva vulgaridad de su muleta. El granadino brilla con los palitroques y a veces chisporrotea algo con la capa, pero ahí acaba todo. Por lo demás, es capaz de aburrir a las ovejas. Aun así, el público valenciano, metido en fiesta, ha estado a punto de abrirle la puerta grande.

Suerte que los usías y el cuerpo veterinario, en el palco han estado más comedidos que al mediodía en los corrales, donde también parece que han hecho de las suyas, aplicando una vez más la “ley del embudo”. Y eso que siempre se ha dicho que la Fiesta de los toros es la máxima explosión de democracia del pueblo español. Pero en los corrales de la plaza de la calle de Xativa “rien de rien”, que es como se expresa en la vecina y hoy tan taurina Francia el “nada de nada”.

El lote de Ferrera ha sido desesperadamente descastado y el extremeño apenas ha podido ofrecernos algunas perlas cultivadas de su enclasado y grácil repertorio. Y no será porque no lo ha intentado toda la tarde, pero sus dos burri-toros no daban para mayores empeños. Solo Alberto López Simón ha gozado de las mieles del triunfo, aunque todavía no estoy seguro de si le han ayudado algo sus dos oponentes o ha sido el de Barajas quien, con su raza y entrega, ha invadido los terrenos que les son propios, engañándolos y haciéndoles creer que eran bravos. En fin, primera puerta grande de la Feria de Fallas de 2019 para Alberto López Simón, que parece haber superado sus dificultades anímicas y expulsado sus demonios interiores. ¡Ojalá! Porque uno sigue creyendo que en el barajeño hay un gran torero que ha estado a punto de malograrse.

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