FERIA DE OTOÑO

Los toreros, por encima de los toros de Adolfo en Madrid

Juan Bautista y Paco Ureña lidiaron un complicado encierro de Adolfo Martín que dio escaso juego
Redacción APLAUSOS
domingo 01 de octubre de 2017

GALERÍA FOTOGRÁFICA DE JAVIER ARROYO

VÍDEO RESUMEN DE LA TARDE

LA OPINIÓN DE PACO MORA: “Toros de Altamira”

Fotos: JAVIER ARROYO / Video: PLAZA 1

El mano a mano con el que concluyó la Feria de Otoño de Madrid dejó a las claras el buen momento por el que atraviesan los dos toreros que se anunciaron ante los toros de Adolfo Martín, Juan Bautista y Paco Ureña.

Juan Bautista arrancó la tarde con un Adolfo serio y templado de primeras, al que correspondió con seriedad y temple que son cualidades que siempre acompañaron al buen toreo. Bautista compuso relajado y gustoso en series diestras que cerró con excelentes pases de pecho. Se agrió y de qué manera el toro por el pitón izquierdo cuando Bautista cogió la zurda y de vuelta al pitón derecho, el toro ya no embestía con la claridad que lo hizo de primeras. Faena muy limpia y de gran suficiencia a un toro que tuvo un solo pitón y al que mató de excelente estocada en los medios. El mal refrendo con la espada de la cruceta agrió el veredicto final.

“Malagueño”, nombre de rancio abolengo en la casa, se llamaba el tercero, cuya lidia correspondió al diestro galo. El toro no estuvo a la altura de su linaje. Un cárdeno de descarada cuerna, cuajado y aplaudido de salida que humilló poco y tuvo mucho que torear. Torero y variado arranque de faena de Bautista que le ganó terreno hacia las afueras para pararse con la diestra y torear con elegante facilidad. Cuando se echó la muleta a la izquierda acabó imponiendo su dominio. En realidad Bautista siempre estuvo por encima del toro, tanto cuando toreó parado como cuando lo toreó andando. Finalmente, él, tan buen matador, falló a espadas. Aviso. Palmas.

Protestaron de salida a “Jardinero”, el que fue lidiado en quinto lugar, último toro del mano a mano para Juan Bautista. No fue brava su pelea en varas pero apuntó cierta templanza en sus embestidas que no se confirmaron en el último tercio, más bien al contrario. Bautista que se lució por rogerinas para ponerlo en suerte, cuando empuñó la muleta se encontró con un toro remontando, que giraba sobre las manos y buscaba tras las telas. Ante la imposibilidad de lucimiento abrevió ante el disgusto del público que manifestó su descontento. El adolfo fue contra pronóstico toda una alimaña al que aplaudieron en el arrastre por molestar al torero que fue pitado injustamente al retirarse al callejón.

El segundo de la tarde, primero de Paco Ureña, protagonizó un gran tercio de varas a cargo de Pedro Iturralde y del toro “Horquillero” que se arrancó de largo, conformado una reunión que puso la plaza en pie. Antes Ureña lo había recibido perdiéndole pasos con el capote para rematar en los medios con una excelente media, todo ello preñado de pausa y el buen ritmo que tanto ayuda a los toros. Luego la faena tuvo más sinceridad por parte del torero que del toro al que le costó seguir hasta el final el camino que le mandaba el torero. Prometía más de lo que fue. Con la izquierda hubo naturales de apuesta y brillo en los que el murciano toreó profundo y desgarrado. Un arreón del toro puso blanco sobre negro quien era cada cual en aquel pulso. Pinchazo y estocada del murciano que dieron paso a un aviso y posterior ovación al matador.

Dos pitones tremendos lució el cuarto. Tanta leña que su aparición fue acogida con un ¡ooooh! de sorpresa y admiración seguida de una gran ovación. El adolfo se dejó pegar en varas sin excesivo celo, placidez que se fue descomponiendo según avanzaba la lidia para adentrarse en el terreno de lo imposible. Viaje corto, intenciones de lo más aviesas, esgrima tabernaria en cada viaje y un público que pareció no entender el mérito del torero que estuvo entregado y muy honrado. Si no se valoran esas posturas de entrega y honradez en los toreros se hace difícil pedirles que maten ciertas ganaderías. Pinchazo y media caída. Palmas.

Cerró el festejo un adolfo feo de cuerna y bajo, que se quedó corto de salida y frenándose. Desparramaba la vista en los capotes y apretó en varas con genio anunciando guerra en banderillas, tercio en el que cortó el viaje y apretó para los adentros con las peores intenciones. Condición que ameritó el sincero planteamiento muletero de Ureña. El murciano le fue robando pases a fuerza de entrega y una sinceridad que no tenía el toro, el cual cuando se vio podido rebajó sus humos pero solo hasta que creyó tener a mano al torero al que llegó zarandear en el tramo final cuando le estaba enjaretando una excelente tanda al natural. Bravo el torero, manso el toro y cicatero el público. Remató de una gran estocada. Aviso. Pitos al toro y ovación al torero.

Madrid. Domingo 1 de octubre de 2017. Último festejo de la Feria de Otoño. Toros de Adolfo Martin, bien presentados aunque desiguales, de escaso juego y complicados. Juan Bautista, silencio, palmas tras aviso y pitos; Paco Ureña, ovación tras aviso, palmas y ovación tras aviso. Entrada: Lleno.

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