Desde el sur

Mal empezamos

Juan Belmonte
miércoles 04 de abril de 2018

Al primer tapón, zurrapa. Una corrida como la del día de Resurrección en Sevilla, día grande, día especial, día de “No hay billetes”, figuras en el cartel, salta al ruedo una corrida de toros tipo escalera, pero de peldaños desiguales. Bien está que tengamos que tragar con que los toreros lleven sus ganaderías preferidas debajo del brazo, pero de eso a tener que ver en el ruedo de la Maestranza zambombos de 600 kilos mezclados con toros en tipo no es de recibo. El resultado está ahí, los bien hechos posibilitaron el éxito de los toreros (leáse Ferrera y Roca Rey) aun sin suerte a espadas y los semovientes, que hasta un tonto sabe que no pueden embestir, se cargaron las ilusiones de Manzanares en su lote y de Ferrera en el primero bis.

De los catorce toros presentados por Victoriano del Río se rechazaron cinco. Cuentan que autoridad y veterinarios fueron a prereseñarlos al campo… ¿para qué?, ¿tantos kilos perdieron?, ¿tanto trapío?…, más bien que los toros son unos en el campo, otros en los corrales y otros en el ruedo y precisamente ahí, en el ruedo, es donde deben ser, de pitón a rabo, toros de Sevilla. Ya estamos más que hartos de tanta corrida desigual y fea que no nos lleva a ninguna parte o, mejor, nos lleva al aburrimiento del que pasa por taquilla. Hoy en día nada tiene que ver con cualquier tiempo pasado. Antes de que se lidie en Sevilla una amalgama de toros que cada uno parezca de su madre y de su padre, habría que suspender, si es preciso, la corrida. Y lo malo de todo esto es que nos queda toda la Feria por delante… ¡Qué ruina!

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