ENTREVISTA

Manuel Escribano, el vuelo del valor

José Luis Benlloch
martes 22 de agosto de 2023
Valiente en la plaza, valiente en la calle. Valiente por naturaleza. El de Gerena es el tipo que le ha mirado de frente a la muerte dos veces dos y sabe que nada le fue ni le es gratis

Valiente en la plaza, valiente en la calle. Valiente por naturaleza. Nada le fue ni le es gratis. Tampoco parece que le haya importado. Datilero, Patatero, Baratero, Cobradiezmos, Mecatero, Tahonero y aquel miura de Lima, en realidad un nombre de infausto recuerdo que le midió hasta el alma. Resumiendo, Miura, Victorino, Adolfo, como referencias más íntimas. Y por si fuese poco nadie olvida que este Escribano es el tipo que le ha mirado de frente a la muerte dos veces dos, en Alicante y en Sotillo de la Adrada -aligera que no llegamos, le acuciaban al chófer de la ambulancia camino del hospital-, y hasta lidió con un tercer deceso, este artístico, el tiempo que fue de la alternativa en 2004 hasta la resurrección en Sevilla en 2013 y nunca se arredró, nunca se rindió ni nunca transitó un camino muelle. Y releída esta entrevista creo que tampoco nadie nunca le calló. Su triunfo es el triunfo de un valiente, es el vuelo del valor.

Quedamos para concertar la entrevista y casi sin querer nos metemos en materia. Acaba de llegar de Pamplona, maldita espada, sin querer esperarse en la capital navarra al asueto sanferminero que tanto atrae a la juventud. Lo importante es antes que lo primero como dice un amigo y ahora toca Sevilla. Treinta, treinta y cinco, treinta y ocho grados en la sombra y creciendo. No importa o sí, y si importa se le pega un quiebro y se sigue adelante, sin respiro, sin pausa. Es la fórmula del éxito, mejor dicho, parte de la fórmula del éxito de Escribano que vistos los resultados en la plaza y su progresión es mucho más que una fuerza de la naturaleza que lo es. Voluntad, entrega, esfuerzo, quiero y vuelvo a querer, nadie ni nada le ha frenado y sigue creciendo. Mejorando. Hemos quedado a la vuelta del entrenamiento mañanero. Agua para hidratarse, crema para protegerse y unos pulmones infinitos, ese sería el maco imaginario del matador en trance de preparación. No es locura ni cabezonería. Nada es improvisado en el plan, por mucho que pueda parecer lo contrario, todo está calculado.

“Toco un poco todo”, dice el matador y me apunta: “Agilidad, fuerza, activación, potencia, resistencia… para estar preparado y fuerte”, y digo yo que un poco de todo eso debe ser un mucho para el común de los mortales y además tiene que sumarle ejercicios de agilidad y movilidad sobre la pierna derecha que dice tener retranqueada desde la cornada de Alicante y no la puede descuidar: “Siempre tengo que estar activando el tobillo y dándole movilidad. Tengo que darle mucha caña para que no se venga abajo”.

Nada es porque sí, y en el fundamento de tanta preparación está su idea de toreo: “Yo tengo una línea muy exigente desde que me abro de capote hasta que lo mato y en esa coyuntura, como siempre digo, cuando cae la actitud física cae la mental y cae todo. Con el tipo de toros que mato te tienes que resistir al máximo porque siempre está el corazón disparado, vas con unas pulsaciones muy altas que te agotan físicamente”.

“Si no tienes fuerza en la bragueta ya puedes ser Carl Lewis que es para nada. Una vez la tienes, el resto lo trabajas”

-¿Es realmente necesario estar a ese nivel físico tan bárbaro o es cuestión mental?… ¿se trata de generar confianza, por aquello de cuando llegue el caso me quito a tiempo?…

Eso depende de cada cual, pero al nivel de exigencia que está el toreo, con el tiempo que hay que estar delante del toro y la presión que tenemos, es necesario. Para aguantar las embestidas tan exigentes y fuertes que tiene el toro actual, es necesario. Pero no solo es un tema de ahora, es de siempre, el sentirte fuerte y poder controlar que tu corazón lata a unas pulsaciones normales en momentos de exigencia y en momentos de éxtasis es fundamental.

-¿Éxtasis dices?

Sí, sí. Cuando estás cuajando un toro entras en un estado de éxtasis… te aceleras, te alteras, te calientas y eso hace que se te dispare el corazón. Si tú eso lo controlas y eres capaz de mantener una actitud física buena, vas a estar más relajado y lo vas a tener todo más controlado, vas a pensar más y por tanto vas a estar más lúcido para cuajar la faena e incluso para dar respuesta a un toro exigente. Da capacidad mental y técnica necesaria en cada momento.

-¿Entonces aquello de una partida de frontón, una caminata, unos tiros a las perdices, incluso una partida de cartas y poco más como preparación, que en realidad, comparado con lo de ahora era una no preparación, en qué queda?

Eso de que los mayores no entrenaban tiene mucho de leyenda urbana. La diferencia es que nosotros lo que hacemos es mucho más específico, trabajas directo para lo que necesitas. Antiguamente lo más específico era el frontón que se asemeja mucho al ejercicio actual y representa mejor lo que pide el toreo, pero todas las figuras han tenido siempre una gran preparación y los que no la han tenido no han aguantado.

-Entonces aquella frase tan manida que se le atribuye a Manolete de que la fuerza está en la bragueta… debe de ser otra leyenda urbana.

No, no. Eso es necesario. Si no tienes fuerza en la bragueta ya puedes ser Carl Lewis que es para nada. Todo va relacionado pero lo primero es la bragueta y si no la tienes no puedes desarrollar nada de lo que estamos hablando. Pero una vez tienes eso, el resto lo trabajas.

-Bragueta y trabajo.

Con las dos cosas tienes la posibilidad de mejorarlo todo. Cuando un torero no está o no es buen torero, con cojones y trabajo mejora, cuando uno falla con la espada lo mismo.

-Aclarada pues la jerarquía de cualidades.

No hay duda. Si no hay lo que llamamos bragueta no hay arreglo porque nunca tu mente va a regir ni va a ser capaz de soportar nada de lo que le pidas.

-En todo este plan nos estamos olvidando del toreo de salón.

No. Lo físico es muy duro, también muy concreto, pero es una hora, depende del momento de la temporada. A lo que le dedico más tiempo es al toreo de salón. Inventarte mil toros, trabajar la cintura, trabajar las muñecas, además banderilleo al carro, entro a matar, se trata de perfeccionar lo que no haces bien y mecanizar todos los movimientos y las reacciones para que todo aquello te salga sin pensar delante del toro.

-¿Quién te corrige?

Mi gente. Mi apoderado José Luis Moreno, Antonio Punta, que nos conocemos desde niños, y mis banderilleros.

-¿No te mosqueas si te dicen… eso no es así?

No, no. Nunca. Habrá consejos que me gusten y otros que no, con unos estaré de acuerdo y con otros no, pero nunca me mosqueo. Sería una torpeza por mi parte. En esas cuestiones es donde debe estar la sencillez y la humildad de los hombres. En el toreo como en todas las actividades de gran exigencia es obligada la virtud de corregir y aprender.

EL DESAFÍO DE BILBAO

La segunda parte de la charla la tenemos con Bilbao al fondo. A esta Aste Nagusia acude con la máxima categoría. Morante, Escribano y Roca Rey con toros del Puerto.

-Es el momento de explicarse, Manuel.

A eso voy. Es lo que añoraba, lo que pedía. Quiero medirme con los mejores. Demostraré que puedo competir en las plazas más importantes, en realidad tengo el sentido de la competencia encendido donde sea y con quien sea.

-Te juegas muchas cosas.

Me juego el prestigio, lo sé, me juego abrirme nuevas puertas, me juego demostrar que puedo entrar en todo tipo de carteles. Soy consciente de ello, imagina con el ánimo que voy.

-Uno pensaba que esto del toreo debía ser disfrute, pero repasando la primera parte de la charla entiendo que es renuncia, sacrificio, vida monacal…

Hay muchos momentos de régimen monacal, otros en los que debes ser martillo pilón, en los que de- bes estar machacando, machacando y seguir machacando… y luego cuando sales a la plaza, cuando toreas una becerra, es cuando hay que disfrutar. El disfrute es obligado, aunque muchas veces nos pasamos queriendo que todo salga perfecto y según lo pensado, y nos ahogamos en esa obsesión. Nos olvidamos del disfrute que te compensa de todo.

-Y en ese disfrute entiendo que va el carácter de este Escribano que vive la vida apasionadamente y la saborea con fruición y tragos fuertes.

Soy como te he contado y lo demuestro sin reparos. En la plaza y fuera de la plaza, en los viajes, en los hoteles, en los momentos previos, esté cagado o no lo esté, necesito y quiero vivir todas esas emociones porque cuando más las vives más las disfrutas. Y cuando me quito el vestido de luces lo mismo… te pegas una borrachera, te vas con quien quieras o te vas de caza… El post hay que vivirlo con la misma intensidad que vives los entrenamientos o la hora que estás delante del toro. El toreo es para sentirlo desde que te levantas hasta que te acuestas.

-Pensaba decirte que esto del toro es muy duro, pero ahora después de escucharte creo que no es tan duro.

Muchas veces pienso que lo más duro del toreo es el negocio. Algunas veces salen carteles en los que creo que debo estar y no estoy, y me cabreo, me dan ganas de llamar al tío y decirle… pero mi apoderado me frena. Me dice: “Te va a amargar nadie o vas a perder un minuto si esto es lo más bonito del mundo”. Y es verdad, ver pasar un toro a cero por hora por donde tú le mandas compensa todo. Lo demás no vale para nada. “Disfruta lo que vives y lo que haces, y los demás ya nos preocuparemos de arreglarlo”, me dice José Luis. Por eso digo que lo más feo que tiene el toreo es el negocio, pero lo demás es una gloria bendita para quienes tenemos la suerte de vivirlo y sentirlo.

“Cuando estás cuajando un toro entras en un estado de éxtasis… te alteras, te calientas y eso hace que se te dispare el corazón. Si tú eso lo controlas vas a estar más lúcido. Da capacidad mental y técnica necesaria en cada momento”

Cuando le pregunto quién le metió en este lío señala a su familia. Su padre es veterinario del toro bravo, su tío Luis fue novillero, su abuelo, aunque tenía otra profesión, daba toros en las placitas de La Mancha, mientras que por parte de su madre me cuenta que había mayorales y que su tío José Nogales fue picador en cuadrillas de feria, y junto a todo eso está el ambiente de una tierra torera y ganadera que también pesa lo suyo. Y cuando le pregunto si este toreo que vive es como imaginaba de niño, responde rápido que no sabría decirme.

-Como he pasado por tantas etapas y por tantas formas de estar en el toreo, no sabría decirte. De niño recuerdo ver cintas de Dominguín, de Paquirri, de Miguelín, de Puerta… y más o menos eso luego sí lo he visto trasladado a la lidia y a mi forma de hacer el toreo; pero el momento que se está viviendo actualmente y ahora te hablo del negocio, entonces no lo conocía, además de que es en lo último en lo que piensas.

-¿Y…?

-En ese terreno he cometido muchos errores en mi vida por pensar solo en el toro y en mí, en vivir todo lo que te he comentado y no preocuparme del sistema y del negocio del toreo.

-¿Y eres el torero que querías ser?

-Yo creo que hago el toreo que quiero hacer, pero todavía no he con- seguido ser el torero que quiero y que busco ser. Apuesto al perfeccionismo y nunca estoy conforme con lo que hago, nunca me acabo de gustar e intento hacer lo bueno mejor y lo malo hacerlo bien. Voy en la línea de lo que quiero ser.

-Entiendo que serías partidario de Escribano.

Yo sí lo sería. Totalmente.

-¿Qué le diríamos a los que se resisten a militar en ese grupo?

Que soy un torero largo, abierto, que puede con cualquier tipo de ganadería. Ser capaz de hacer tus cosas y adaptarte sin cambiar tu forma a cualquier toro que salga por los chiqueros, cuesta mucho trabajo y yo soy capaz de hacerlo.

-¿Te molesta hablar de las cornadas?

No. Porque las viví, las sufrí y las superé. Han sido trances que no me han traumatizado para nada. Las he sentido como medallas que tenemos los toreros.

-Medallas de honor y dolor, suena muy literario pero…

-Cuando estás a las puertas de la muerte como he estado yo, cuando has sentido tanto dolor como el que he sentido, cuando después de costarte tanto llegar a donde sueñas dos toros te tiran al suelo y eres capaz de levantarte y recuperar lo perdido, una vez y otra vez, es para sentirte orgulloso, así que no me importa hablar de ello.

-No fueron muchas, pero sí muy fuertes.

Al final tengo doce o trece y sí, dos de ellas muy fuertes. La de Alicante y la de Sotillo en las que estuve a punto de morir. Me escapé por minutos. Hubo momentos en los que estábamos pendientes de si iba a poder salir adelante.

-¿Y eras consciente?

-En todo momento. Escuché a la enfermera de Sotillo que venía con nosotros en la ambulancia decirle al chófer: “Dale que no llegamos”, y en Alicante sentí que se me iba la vida por la sangre que salía del boquete que me había hecho el toro de Adolfo.

-¿Duro es evidente que sí es, pero es justo el toreo?

Ahora corre la teoría de que quejarse es de mediocres y yo digo que quejarse es de mediocre si te amparas en la queja y no sigues machacando. En ese caso sí es de mediocres, pero si hay algo que no te gusta, si te están dando… vamos, si te están fastidiando, ¿encima no te vas a poder quejar?… Yo me dejo que me den, pero llévame al cine por lo menos, cómprame palomitas. Esa situación me recuerda a las sesiones de recuperación con el fisio en las que en los momentos de mucho dolor le decía: “Quillo yo aguanto, pero déjame que me queje, déjame que chille”.

-En no pocas ocasiones se tiende a esparcir culpas.

Yo creo que cuando no estás en el sitio que corresponde es por ti, por- que algo ha fallado alguna vez. Luego puede que hayan circunstancias poco gratas que te tocan vivir, porque ese es tu sino, porque has nacido así y te toca cambiarlas y en esa realidad hay toreros a los que no les cuesta nada lograrlo y los hay a los que les cuesta mucho. Esa es la realidad de cada cual, y a veces es justo y en ocasiones no, pero es la realidad que tienes que afrontar.

LA EXIGENCIA, MOLESTA

-¿Va lenta la ascensión de Escribano?

Un poco lenta, sí. Cuesta trabajo. Después del triunfo de Sevilla me preguntaron y ahora qué va a pasar… y contesté que no lo sabía y es cierto. Lo que sí sé es lo que hubiese pasado si no hubiese triunfado. Mi realidad es que necesito dar muchos golpes para llegar a ese número de corridas que deseas mientras que otros toreros en una tarde se han colocado en un sitio de privilegio. Es así.

-¿Entonces?

Lo tengo claro, hay que seguir dando golpes.

-¿Qué papel juega la pasta en esa estrategia de ataque constante?

-La pasta es importante. Y pasa que cuando la vas aumentado vas molestando más y surgen esos inconvenientes de los que hablamos. La pasta te motiva y es algo con lo que devuelves aquello feo que alguna vez te hicieron, como cuando te dejaron fuera injustamente, pongo como ejemplo. Exigir en ese campo molesta. Y en mi caso más.

-¿En tu caso más?

-En mi caso que soy un torero independiente te tienes que quedar sentado porque no llegan a lo que pides y prefieren poner a otros toreros que van por debajo de tu exigencia.

-¿Me estás hablando de Madrid?

No. Con Madrid no hubo opción de hablar de pasta ni de corridas ni de número de tardes. Nada. No hubo negociación más allá de los contactos de principio de temporada, tanteos en los que hablamos de dos tardes y ya nos dijeron que veían difícil ponernos.

-Igual eres un torero difícil de contratar.

Te aseguro que quien me quiere contratar me contrata. Tengo mis exigencias, pero siempre hay acomodo.

-¿El malo de la película es el empresario?

-Yo creo que sí. Al final es quien dispone. Ahora mismo todo lo controlan los empresarios, muchos de ellos son apoderados y son quienes disponen. Ellos son quienes deciden quién torea y quién no torea.

-¿Y la prensa?

Es una parte fundamental en esto. Pasa que no todos son grandes aficionados y no es fácil que transmitan la realidad. O que se salgan de la línea aceptada que es lo fácil. Un torero está catalogado de artista y por cojones lo tratan como artista; y otro es de valor y aunque esté cagado es de valor. La prensa debe contar con letra fina lo que ven, lo que sucede independientemente del color, la estatura o lo bien peinado hacia atrás que vaya un torero. Yo digo que es importante enamorarla y lograr que vean lo que eres capaz de hacer porque mu- cha parte del público se deja influenciar por lo que leen o lo que ven.

-¿Qué importancia le das al apoderado?

Mucha, es fundamental. Te hablo del bando más romántico y más puro, el de los apoderados independientes. Son los que se desviven por sus toreros y piensan como él sin ningún otro tipo de interés. El apoderado además de ser solamente apoderado debería serlo de un solo torero. Su gestión debe consistir en pelear y defender solo el interés de su torero, que es el suyo también, sin ninguna otra influencia.

“La pasta motiva y es algo con lo que devuelves aquello feo que alguna vez te hicieron. Exigir en ese campo molesta. Y en mi caso más”

-¿Más allá de la independencia que le pides?

Que piense como tú, que se adelante a los acontecimientos, que tú no le tengas que contar lo que tiene que hacer o decir, e incluso que piense más rápido y mejor que tú en los despachos.

-¿Nunca echaste de menos una casa de las que se dice que facilitan las cosas?

Yo he estado en esas casas y nunca he sentido el calor ni la paz, tampoco la profesionalidad, que siento con José Luis Moreno. No sé cuándo toreo ni sé lo que cobro cuando voy a torear porque sé que voy con las mejores condiciones posibles, adecuadas a cada plaza y a cada momento en el que me encuentre y eso con un apoderado empresario pasará, pero…

-¿Pero?

Pero que yo no sentí esa sensación. En el bando independiente todo es mucho más duro porque no tienes nada que ofrecer a cambio más allá de lo que consigues en la plaza con la espada y la muleta. Ese el único pulmón que tienes, por eso cuando se tiene que partir la cuerda se parte por ese punto.

-El gran público prefiere a las que considera figuras, eso no lo podemos obviar.

Es una consecuencia de educación. Como actualmente no va la gente a los toros sino que hay que llevarla, seleccionan una o dos tardes y van a lo fácil, a los carteles que hemos enseñado que son los importantes y los que hay que ver.

-Estamos haciendo de menos a las figuras.

Ellos son figuras porque han hecho cosas muy grandes y las siguen haciendo día a día, no se puede negar.

“Lo más feo que tiene el toreo es el negocio, pero lo demás es una gloria bendita para quienes tenemos la suerte de vivirlo y sentirlo”

-Dicho así lo pintamos muy negro.

Afortunadamente hay una parte de la afición que también va a ver a toreros que divierten y hacen sentir, aunque todavía no se hayan consolidado en esa posición. Son toreros que justifican que se pague una entrada por verlos.

-Tú te considerarás figura, claro.

Como torero, como sentimiento, para mis adentros, sí me considero figura. Luego en la realidad, no, porque para ser figura hay que mandar y todavía no mando. Voy consiguiendo objetivos, nos van respetando en sitios, podemos pedir cosas, pero… las figuras mandan sí o sí, tienen sitio obligado, entran por cojones, y eso todavía no lo he logrado.

MIS TOROS, SUS TOROS

Los salones de la casa están repletos de victorinos, miuras y adolfos, pruebas irrefutables de sus grandes triunfos, testimonios que le recuerdan los gozos, también dolores, que le hacen sentir orgulloso: “Cuando vienen a casa otros toreros, tengo la suerte de reunir entre otros al maestro Espartaco y al maestro Romero, miran las paredes con cierto recelo, pero al rato se acostumbran …”, bromea.

-¿Cuál fue el toro que mejor toreaste?

-Me costaría trabajo decírtelo.

-No seas presumido.

No lo soy pero hay muchos. Te diría que Cobradiezmos pero no es el toro que mejor he toreado. El toro Patatero de Victorino de este año de Se- villa es otro toro importante y te digo lo mismo, pero si he de elegir uno que me marcó mucho te diré el de Adolfo Martín del año pasado en El Puerto de Santa María. Ese toro es el que me permitió acercarme más al toreo que busco y sueño todos los días.

-Recuérdame uno con el que no pudiste.

No ha habido ninguno con el que no pudiese. Gracias a Dios he tenido la capacidad y la fuerza de poderle a todos. Que no le haya podido hacer faena sí ha habido, pero que no haya podido con él o no haya podido matarlo, ese todavía no me ha salido.

-Alguno te habrá mareado.

Eso sí. Recuerdo uno de Miura en Lima, era la primera vez que esa ganadería lidiaba allí. Era un toro hasta bonito de cara, pero en realidad era como una persona, te diría que me dibujaba la taleguilla, me leía el pensamiento, no vi una inteligencia igual y me lo hizo pasar muy mal hasta con los palos. Al final fui capaz de matarlo, que fue mucho.

-Sigues poniéndote delante de los miuras pensando que no sabes nada de aquella asignatura.

Algo de eso hay como te dije en otra entrevista, pero ya los conozco mucho y lógicamente cada vez los en- tiendo más. Sí es verdad que me pongo sin pensar qué hierro tienen, eso lo veo clave, pero con la facilidad que da el conocerlos más. Cada vez soy más capaz de hacerles mi toreo porque sé los puntos donde les puedo buscar las cosquillas.

-¿En qué eres bueno?

En la capacidad de seguir adelante, que me permite ser mejor cada año que pasa. Soy de crecer.

-Concrétame.

Con la mano izquierda soy muy bueno.

-¿En qué debes mejorar?

En todo, pero en lo que más incido es en las formas de torero, en la postura, en la posición y en el trazo del muletazo.

-Si te hablo de los artistas te ríes.

No, para nada, lo bueno del toreo es que todo es necesario. Yo muchas veces busco ser artista y me lleno de esos toreros artistas porque creo que me falta ese punto y aprendo de ellos. Es un matiz que me falta y lo creo necesario.

“Soy un torero largo, abierto, que puede con cualquier tipo de ganadería Ser capaz de adaptarte a cualquier toro sin cambiar tu forma cuesta mucho trabajo y yo soy capaz de hacerlo”

-¿El toreo es pelea, discusión, es negociación con el toro?

De pelea y discusión nada. En las corridas que suelo matar, de Miura y Victorino pongo por caso, creemos que es todo pelea y engaño cuando en realidad es todo lo contrario. Son los toros que más dulzura y más entendimiento necesitan. El toreo es precisamente eso, entendimiento, suavidad, amor y acoplamiento como si de una novia se tratara.

-¿Has tenido algún espejo?

Sí, desde niño, incluso sin saber exactamente quiénes eran, Paquirri y Dominguín fueron los que más me llamaban la atención. Luego fui creciendo viendo al maestro Juli, que se convirtió en espejo. También bebí mucho de los toreros que tenía al lado, desde Cuqui de Utrera a Punta y ahora José Luis Moreno.

-Tu apoderado.

-Tenía una gran capacidad y mucha pureza además de un trazo de muletazo de los que me gusta y busco.

-Paquirri y Dominguín como referentes… Estamos hablando de dos toreros contestarios de los que ni se callaban ni los doblegaban.

-Sí, sí. Iban a cojonazo limpio, con una personalidad bárbara, con un amor propio increíble y te diría que hasta con una chulería increíble, con una fuerza tremenda y luego eran súper completos, toreaban bien, mataban los toros, banderilleaban, tenían gusto, le hacían cosas extraordinarias a los toros. Fíjate que Paquirri era muy de Sevilla.

-A propósito, tú eres más del sur que del norte.

No creas. Yo soy más querido en el norte que en el sur, quizá porque he toreado más. Yo soy andaluz, triunfador en muchas ocasiones en Sevilla, pero no toreo en Málaga, ni en Huelva, ni en Almería… La realidad es que tengo más fuerza en Pamplona que en El Puerto, donde he triunfado dos tardes y no vuelvo este año.

-En Bilbao habrá respuesta adecuada.

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