Las palabras de Andrés Vázquez sobre José Tomás han sido como un cóctel molotov para la eterna polémica. Pero hay que saber quién habla y no hacer juicios sumarísimos. Andrés es un torero venido de la dureza curtido en la batalla diaria, en una época en la que coincidió con grandísimos adversarios, tenía a Belmonte como catecismo y Biblia, fue torero muy capaz y muy de Madrid, tiene un alto registro de puertas grandes en las Ventas y mil galardones más. Personalmente, le tengo mucho afecto y respeto pero no me agradó que dijera que JT tiene poco valor, porque eso no es verdad. JT ha sido un enorme torero, con tres años brutalmente exitosos, en los que barrió, mandó y mató corridas de ganaderías no fáciles sumando triunfos incontestables. Su valor y su personalidad no pueden estar en duda. Solo puedo entender a Andrés en una parte que está en las antípodas del pensamiento actual por parte de los toreros de hace unas décadas. No entienden que se ponga por encima de todos a un torero que sólo actúa tres tardes, que no compite, que concentra su temporada, podríamos decir en “tres galas” muy estudiadas y no en la vorágine de una campaña de setenta tardes, como hacían las figuras en los tiempos de Andrés, con todo tipo de encastes, a cara de perro y a ver quién ganaba a carrera larga que es la que define.
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