REPORTAJE GANADERÍAS

Miura: “Intentamos mantener la esencia pero para sobrevivir hay que evolucionar”

Ocho corridas de toros y dos novilladas conforman el grueso de la camada 2020 que debía haberse lidiado ya en gran parte y que permanece todavía en Zahariche
José Miguel Arruego
miércoles 13 de mayo de 2020

Fotos: Arjona

Es un clásico. Un referente en todas las épocas del hilo del toreo. Y también leyenda. Hablar de Miura es hablar en pasado, en blanco y negro, de recuerdos en ocre, pero también de redes sociales, de tecnología y de progreso, porque la divisa de la A con asas avanza sin perder de vista su asolerado y luminoso sendero. La historia avala al hierro de Zahariche y por eso se mantienen fieles a esa línea que tanto prestigio les ha dado. En esta ganadería la tradición es el leitmotiv pero sin perder de vista los nuevos tiempos. Ese es el secreto de su éxito.

“Se trata de adaptarse a los tiempos sin salirte de tu línea”, comienza diciendo Antonio Miura para explicar su filosofía ganadera. El ganadero es consciente de la historia que avala al hierro de Zahariche y por eso se mantienen fieles a esa línea que tanto prestigio les ha dado. “Nosotros llevamos una evolución normal. Intentamos mantenernos. Es nuestra línea que tanto nos ha dado”.

Antonio Miura, valedor de su experiencia, dice: “Nosotros siempre intentamos mantener la esencia pero está claro que para sobrevivir a lo largo de los años hay que evolucionar, igual que evoluciona la sociedad e igual que no es la misma gente la que va a los toros hoy que la que iba hace cincuenta años, como los toreros tampoco son los mismos. Si no te adaptas a los tiempos, te quedas por el camino, y nosotros llevamos ciento setenta y ocho años al pie del cañón, para eso tenemos que haber evolucionado”.

“Si no te adaptas a los tiempos, te quedas por el camino, y nosotros llevamos ciento setenta y ocho años al pie del cañón, para eso tenemos que haber evolucionado”.

Esa evolución se palpó esta última campaña que Antonio Miura califica de “buena”. Y añade: “Hubo una combinación entre toros con posibilidades, que echamos unos pocos, y toros que dieron el espectáculo propio de los animales que criamos en casa, con su temperamento y complicaciones, pero, que, con matices, sirvieron para el torero”, analiza.

Miura cuenta con un número de cabezas invariable a lo largo del tiempo. “Estamos en torno a las 250 vacas, que unas veces son 240 y otras 270, así como siete u ocho sementales. Es el número que tenía mi padre y de ahí no nos queremos mover, porque además de que es lo que hemos manejado siempre, es el número ideal para esta finca”, especifica.

Respecto a las hechuras, tan distintas al resto de procedencias y encastes, sobre todo por sus dimensiones, su esqueleto y su alzada, su criador las define como: “Morfológicamente es un toro con un cuello largo, también largo de cara a pitón y recogido en el vientre, sin barriga. Su salida al ruedo es espectacular: mira al público, se para y lo desafía moviendo la cara. Además, genera problemas a los toreros por su listeza y por su dureza. Transmite mucho”.

Para concluir, este criador de dinastía reflexiona sobre el toro actual y la diversidad de encastes, bajo el prisma de una ganadería con una historia tan prolífica. “Los ganaderos están criando el toro que demandan los toreros. Actualmente la cría de ganado bravo se encuentra en un alambre muy fino: un día te sale un toro noble extraordinario y al día siguiente te sale un toro que se cae”. A lo que matiza: “Siempre se ha criado el toro que se ha demandado”.

Respecto a los distintos encastes que aún predominan en las dehesas de bravo, sostiene: “Todos salimos del mismo tronco”. Y explica que la forma en que el ganadero cría a sus toros es trascendental para mantener en pie la ganadería: “Ganaderías que llevan veinte años tienen toros más definidos. Cada ganadero tiene sus matices. Depende mucho el proceso de selección. Si ve que una cosa sale bien, sigue en esa línea”.

“Nuestro toro se ha quedado en una órbita distinta a la del resto de ganaderías por su comportamiento”

Antonio Miura lo define de la siguiente manera: “Van desapareciendo ganaderías, no encastes. No hay más que ver en los carteles qué ganaderías lidiaban hace cincuenta años y qué ganaderías lo hacen ahora. Muchas han desaparecido, otras se mantienen en el tiempo, como nosotros. Nuestro toro se ha quedado en una órbita distinta a la del resto de ganaderías por su comportamiento, su improvisación, las cosas que hace y la agresividad que algunas veces saca”, apunta.

Pero, sin embargo, el ganadero no quiso desmerecer la labor de las otras ganaderías que seleccionan un toro más acorde al toreo moderno. Todo lo contrario. Para Antonio Miura “ese otro tipo de toro tiene un mérito enorme porque frente a él hacen esas faenas tan completas y tan perfectas”. Y explica que “si el toro sale de una manera, lo único que tiene que hacer el torero es estar digno con él y matarlo, y entonces no juegas una carta, juegas dos. Cuando matas una corrida de Miura, si el toro sale malo la culpa la tiene el toro, porque es de Miura, y si sale bueno, le has cortado la oreja a un miura y en lugar de valer cinco, vale siete. Y en lugar de estar quince minutos delante, con que esté cinco es suficiente”.

Los tiempos cambian, la vida es diferente y sólo lo clásico y lo verdaderamente puro es aquello que perdura. Esa es la reflexión que uno extrae después de conversar con este ganadero de estirpe, cuya última reflexión es la siguiente: “¿Qué espectáculos había hace cincuenta años? Ni la cuarta parte de los que se pueden disfrutar ahora. Sumemos también la presión de los grupos animalistas. Ahora tenemos mucha oferta, mucha competencia. Hay que pensar que algunas décadas atrás sólo había fútbol y toros, toros y fútbol. Todas estas circunstancias influyen en la sociedad actual. Pero soy optimista: quedan toros para rato”.

OCHO CORRIDAS A LA ESPERA

Ocho corridas de toros y dos novilladas conforman el grueso de la temporada de Miura para 2020, un año que debían haber iniciado ya de modo un tanto atípico, pues el primer toro hubiese sido para Diego Ventura en el coliseo de Arles, plaza en la que iban a lidiar la primera corrida del año y que se suspendió por el coronavirus. Al igual que se suspendió Sevilla y Pamplona, donde también iban a lidiar sendas corridas de toros.

Queda en el aire Bilbao, donde volverían a contar con esta vacada en sus carteles, Sanlúcar de Barrameda, en la Corrida Magallánica, y las novilladas de Calasparra y Carcassonne, en Francia.

Respecto a los pelajes, Antonio asegura que la camada viene más pintada que otros años, donde predominaba el pelo cárdeno por encima de otras capas. Su propietario, que achaca dicha circunstancia “a la casualidad”, añade que los toros de saca de este ejercicio presentan pelos de todo tipo: “Negros, colorados, castaños, cárdenos, incluso sardos y salineros”, señala el ganadero.

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