De frente, en corto y por derecho

No se pierdan “La última lidia”

Javier López Galiacho
viernes 16 de febrero de 2024

He tenido la suerte de participar en uno de los proyectos audiovisuales más interesantes de la historia del toreo, como es la reciente película (mucho más que un documental), titulada “La última lidia”. Realizada con temple y oficio, por el premiado director Tomás Ocaña, con guión bien armado de Adolfo Moreno. Una producción arriesgada, por la temática, de Capa España del grupo Izen.

“La última lidia”, que adelanto quedará como un antes y un después para explicar visualmente la tauromaquia, intenta explicar desde un ángulo neutro el indiscutible fenómeno cultural, antropológico y sociológico, que significa el milenario arte de los toros.

La producción, la dirección y el guión, pensaron que no hay mejor forma para lograrlo, que construyendo un relato central que sirviera de eje discursivo para que alrededor expresen sus argumentos aficionados, que los hay y muchos, y detractores, que cada vez, también es verdad, los hay más.

Y el relato central es seguir las 24 horas de un torero como Jiménez Fortes, uno de los diestros más valientes, pero también de los que más le han pegado los toros. Saúl es hijo de una de las pioneras del toreo femenino, Mary Fortes. La torera malagueña que uno vio en el ruedo de mi Albacete en aquel resurgir del toreo femenino en la década de los 70, junto a mi amiga y paisana, la gran Maribel Atienzar, o la guapísima vedette metida a torera, Alicia Tomás, o Rosarillo de Colombia.

Acompañando el trayecto vital y torero de Jiménez Fortes, que está espléndido ante la cámara como su madre, y con momentos muy duros como recoger en directo su brutal cogida en la Feria de Málaga de agosto 2022, que le dejó inerte ante las astas del toro, la dirección y el guion de esta película, ponen la cámara para que unos cuantos valientes aficionados, entre los que me encuentro, y unos pocos detractores con sus argumentos desde el animalismo ético, construyamos un discurso a favor o en contra, y que el espectador de “La última lidia” se pronuncie.

Y subrayo unos pocos valientes aficionados, porque señalados intelectuales a favor, se excusaron finalmente. Tendrán sus motivos. A mí me llamó una persona del equipo de Adolfo Moreno, Carmen Estirado, me explicó el proyecto y decidí participar desinteresadamente, grabando mi parte, por cierto, con una conseguida fotografía y montaje, en el último local romántico taurino gastronómico que es “Casa Salvador” de la madrileña calle de Barbieri, que tras morir su alma, Pepe, su hija Ángeles ha sabido preservar con amor y éxito. Creo, y por eso colaboro en esta película y en la querida revista Aplausos, que es momento de echar la pierna adelante y declararse orgulloso de ser taurino.

Juntos en el lado de los valientes aficionados, se pronuncian también ni más ni menos que el premio nobel Vargas Llosa, o un muy didáctico Paco Aguado, Juan Ortega o la gran fotógrafa americana, Muriel Feiner. En el de los detractores, destaca la escritora Rosa Montero. Lamento, tras el visionado de la película, escucharla hablar con tal menosprecio sobre la Fiesta. Ella, hija de matador de toros. Ella, que esperaba a su padre con tanto amor sentada en el balcón tras cada festejo para recibirle con el cariño y el orgullo de una hija. Rosa Montero, la hija de Pascual Montero, madrileño de Fuencarral, novillero en los años 30, y banderillero de postín, que toreó en las cuadrillas de Mario Cabré, Carlos Arruza, Fermín Rivera, Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordóñez, de quien fue peón de confianza.

El capítulo de Albacete de la Fundación del Toro de Lidia, que coordina el apasionado aficionado, Antonio Martínez Iniesta, por cierto, el mejor capítulo que tiene la FTL y que, con diferencia, se ha posicionado en muy pocos meses desde su nacimiento en mayo de 2023, como el líder de los capítulos, proyectó en Albacete la película “La última lidia”. Un acierto total porque, tras pasar por muy buenas críticas por el Festival de Málaga, el certamen albaceteño Abycine decidió, finalmente, excluirla. Y Antonio, con el apoyo de uno de los políticos que no se esconde como aficionado, el socialista Santiago Cabañero, presidente de la Diputación de Albacete, lograron su proyección con un salón provincial hasta la bandera y con la presencia además de ellos dos, de quien les escribe, de Mary Fortes y del buen periodista Paco Delgado.

Espero que “La última lidia”, por su buen planteamiento cinematográfico, con ritmo y emoción, tenga recorrido que se merece en plataformas. En salas de cines, sabíamos que con la incultura actual de cancelación iba a tener escaso camino. Pero en plataformas y entre el público francés y americano, le auguro el éxito que se merece un proyecto tan valiente y acertado en su final realización, producción y guion.

En todo caso, y a modo de cierre, no tengo ninguna duda que “La última lidia” será en el futuro un objeto de culto, al que recurrir sí o sí para entender sin aristas, podada de lirismo, lo que significa con toda su verdad, con toda su dureza, uno de los espectáculos más auténticos que el ser humano ha obrado. Si este país fuera serio, su proyección sería necesaria en facultades y colegios porque el mayor peligro que tiene la Fiesta es que cada vez se desconoce más.

Por cierto, del sector taurino no ha salido ni una palabra para promocionar esta película.

 

 

 

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