La página de Manolo Molés

El bingo de Carmela

Manolo Molés
domingo 12 de septiembre de 2010

Llueve agua fresca pero mezclada con sapos y culebras. Y lo peor es que no escampa ni dentro ni afuera. Pero reconfortan esas dos mil tardes como matador de toros del indiscutible Enrique Ponce con celebración festiva en Ronda, en tarde preñada de historia y de zalduendos. O sea mucha fiesta y poco toro. ¡Lo que cuesta, Dios mío, celebrar los grandes acontecimientos con un toro de respeto! Pero así está esto aunque a Ponce no le hace ni maldita la falta un zalduendo para llegar a otro récord. Porque los tiene casi todos; y preñados de todo tipo de ganaderías. Para aquellos que piensan que Ponce ha sido, como tantos otros, un exquisito de las ganaderías tontas, el error está en la estadística. Miuras, victorinos, hermosísimos samueles, santacolomas, etc. Aunque a él le tire mucho lo de Parladé en la línea Atanasio, Lisardo y derivados. Ese toro frío con el que no se aburre hasta celebrar la fiesta del toreo en el tercer sótano de su escondida y real casta. Pero Ponce merece una ovación general. Nadie rompió tantas barreras ni tantas estadísticas. Bueno, dicen que Pedro Romero mató cinco mil toros sin sufrir un percance… ¿Pero quién llevaba la estadística de aquel romance? Ni Suárez Guanes había nacido… Gloria a Ponce y larga vida en los ruedos.

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