La Revolera

El Juli, capitán general del toreo

Paco Mora
jueves 19 de marzo de 2015

Y esta tarde en Valencia le ha estallado la tempestad que lleva dentro y ha roto todos los muros de contención que le impedían hacerse dueño y señor del cetro del toreo. Cuatro orejas plebiscitarias paseó por el ruedo el torero madrileño, en olor de multitudes.

El Juli se ha proclamado esta tarde en Valencia mandamás indiscutible del toreo. Con el viento en contra, con una climatología que ponía freno al entusiasmo de los espectadores y en ese gélido microclima que es la plaza de Monleón, el tsunami de Velilla de San Antonio puso los tendidos al rojo vivo e hizo saltar por los aires los mecanismos de contención de un público aterido, que lo aclamó de manera constante durante el desarrollo de sus faenas desde el primer capotazo hasta los dos estoconazos finales. Cuatro orejas plebiscitarias paseó por el ruedo el torero madrileño, en olor de multitudes. Valencia era una fiesta, y no solo por las Fallas.

Hace meses que vengo diciendo que este sería el año de El Juli. En realidad desde que en la agosteña feria de Cuenca explotó con un buen toro de Daniel Ruiz, pleno de disposición y buscando una mayor perfección en su toreo, desterrando viejos vicios en busca de la verticalidad, el dominio de todos los terrenos y el retorno al parar, templar, mandar y ligar. Y como en la puerta de su casa puede poner un letrero que diga “Se vende valor”, ahí están los resultados. También en el festival de Albacete vi a ese Juli, ya muy metido en el camino claro de una manera de hacer que lo podía convertir en un adversario intratable. Y esta tarde en Valencia le ha estallado la tempestad que lleva dentro y ha roto todos los muros de contención que le impedían hacerse dueño y señor del cetro del toreo.

Perera se impuso en tarde tan poco proclive, luchó contra los elementos y también salió triunfador. A Finito de Córdoba sólo le fue posible dejar unos destellos de su toreo artístico y de buna técnica. Un ramillete de verónicas y una media de lujo en su primero hicieron presagiar la gran faena. Pero el hombre propone, el viento dispone y llega el toro y todo lo descompone.

En fin, el toreo tiene Papa (para mí es Ponce), magníficos cardenales (Morante, Manzanares, Perera, Talavante y el Fino en sus días buenos), pero le faltaba un capitán general con mando en plaza y hoy El Juli ha demostrado definitivamente su capacidad para llevar las cuatro estrellas en la bocamanga. En el ruedo me refiero, claro…

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