TAL DÍA ESTA SEMANA
Instantánea de la fatal cogida.Instantánea de la fatal cogida.

Antonio Martínez “Cobijano”, herido gravísimamente en Valencia

Redacción APLAUSOS
lunes 25 de octubre de 2010

El percance tuvo lugar el 18 de octubre de 1959, cuando un novillo de Javier Molina provocó tales destrozos en el muslo derecho del novillero que pocos días después tuvieron que amputarle la pierna. Retirado del toreo, Antonio Martínez Cobos “Cobijano” se ganó la vida en el kiosko que todavía permanece abierto junto a la plaza de toros de Valencia y que fue abierto gracias a los beneficios del festival que torearon en la capital las máximas figuras de la época. Así narró El Ruedo la crónica de aquel trágico festejo…

El texto lleva la firma de Jesús Lloret “Recorte”, corresponsal de la época del mítico semanario taurino en tierras valencianas, y arranca diciendo: “La plaza de toros de Valencia está resultando funesta para los toreros. Más de veinte diestros fueron asistidos en la enfermería esta temporada de heridas graves. El domingo último resultó enganchado por el quinto novillo de la tarde el espada Antonio Martínez “Cobijano”, siendo asistido en la enfermería de una gravísima cornada en el muslo derecho, con dos trayectorias de veinte centímetros de profundidad que desgarran músculos abductores, recto interno, recto anterior y sartorio, con rotura de las venas femoral y safena y arterias colaterales, con anemia aguda y shock traumático. Fue operado bajo anestesia general, haciéndosele una transfusión de un litro ochocientos gramos de sangre. Según la opinión de personas autorizadas -prosigue-, la cogida es todavía más grave que la que recientemente sufrió en esta misma plaza el novillero “Josele”.

En el festejo “se lidiaron novillos de don Javier Molina, magníficamente presentados y buenos en general, sobresaliendo los lidiados en segundo, tercero y quinto lugares, particularmente el segundo, un novillo de bandera, bravo y noble, para el que se pidió la vuelta al ruedo”. Con ese segundo del festejo, primero de su lote, Cobijano, “que posee magníficas condiciones para ser novillero puntero y al que, por la mala administración, se la ha privado de ocupar el puesto que merece entre los actuales novilleros, realizó una magnifica faena”.

“El novillo, como hemos dicho, fue bravísimo y noble, y Cobijano lo toreó a placer, instrumentando ayudados por alto, derechazos, naturales y pases de pecho que se ovacionaron, haciendo sonar la música. Mató de media estocada, pero como el novillo tardó bastante en doblar, se enfriaron un poco los ánimos y a Cobijano tan sólo se le concedió una oreja”.

“Al quinto de la tarde -añade- lo estaba toreando magníficamente, dispuesto a redondear el triunfo, pero tuvo la mala suerte de, al dar un pase con la derecha, fuese enganchado por el muslo derecho, dando la vuelta de campana suspendido del pitón de la fiera. Fue retirado a la enfermería, viéndose claramente cómo la sangre manaba de la herida”.

Días después, complicaciones en la herida -se presentó una terrible gangrena- obligaron a los facultativos a tomar la difícil pero necesaria decisión de amputarle la pierna. Las principales figuras acudieron a torear un festival benéfico con cuyos fondos se sufragó el kiosco que acabaría siendo su vida, una prótesis y hasta una pequeña finca en Gestalgar, que había sido su sueño de siempre y donde durante un tiempo crió toros bravos para los festejos de los pueblos del entorno. En ese festival, que logró llenar la plaza hasta el tejadillo, actuaron el maestro Domingo Ortega, Luis Miguel Dominguín, Antonio Ordóñez, Julio Aparicio y Jaime Ostos, entre otros. Al final del festejo, los aficionado sacaron en hombros de la plaza por última vez a Cobijano, fallecido en febrero del pasado año.

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