FERIA DE FALLAS

Roca Rey enciende Valencia

Arrolladora tarde del peruano que corta dos orejas, una de cada toro de su lote y se exhibe con el capote
José Ignacio Galcerá
viernes 17 de marzo de 2017

El Fandi pasea un trofeo de un excelente cuvillo de exquisita clase y temple, el mejor de una corrida noble pero de justo fondo y empuje. Manzanares, por encima de un deslucido lote.

VÍDEO RESUMEN DEL FESTEJO

GALERÍA FOTOGRÁFICA DE ARJONA DEL FESTEJO

LA OPINIÓN DE MORA: “Roca Rey, oro molido del Perú”

Fotos: ARJONA

Dos largas cambiadas, intercaladas con chicuelinas, un quite por lopecinas rematado de una media de rodillas y cuatro pares de banderillas fue la puesta en escena de El Fandi frente al primero, un toro noble que apuntó más que desarrolló. No mantuvo el granadino la intensidad de los primeros tercios en la muleta frente a un animal a menos y que acabó defendiéndose.

El cuarto embistió mucho y bien: clase, ritmo, prontitud, fijeza, humillación, de buen tranco también, lo que aprovechó El Fandi para clavar hasta cuatro pares. En todos los terrenos vio toro. Salió a relucir la versión más templada del granadino frente a un animal de bandera. Sobre ambas manos hubo muletazos de bella factura dentro de una labor limpia y pulcra y de largo metraje. Mató de una estocada entera. Luminoso, el importante toro de Cuvillo, fue para paladear el toreo.

El segundo, colorado ojo de perdiz, acapachado, de buenas hechuras, quiso más que pudo, Manzanares le dio tiempo desde los compases iniciales aunque el toro evidenció ya que no andaba sobrado de fuerzas. Lo intentó el alicantino en una faena que quedó precisamente en eso, en un intento por hilvanar los muletazos ante un animal sin empuje. El bonito sardo que hizo quinto fue devuelto por su falta de fuerzas. Tras perder varias veces las manos, asomó el pañuelo verde. Salió un sobrero de Victoriano del Río, montado, silleto, alto y grandón, frente al que había que estar firme por su descompuesta e informal embestida. Manzanares le robó algún muletazo suelto poderoso y mandón sobre la diestra ante un toro deslucido y que no regaló ni una embestida por el pitón izquierdo.

ARROLLADOR ROCA REY

Al quite por navarras de El Fandi al cuarto respondió Roca Rey con una quietud y ajuste notable echándose el capote a la espalda para ligar las gaoneras. Con la misma firmeza la apertura por estatuarios más allá de la segunda raya. Al de Cuvillo le faltó vida como a sus hermanos y el peruano se inventó literalmente toda la faena. No se pudo hacer más con menos. La seguridad, el aplomo, ni un paso atrás ni en falso dio Roca Rey que se dejó llegar muy cerca al toro. Un lío le armó en la corta distancia. Mató de una buena estocada al primer intento antes de pasear una oreja.

Roca Rey dio una verdadera exhibición con el capote frente al sexto. Sensacional el recibo a la verónica, cadencioso, jugando los brazos con soltura y ritmo. Galleó por tapatías a compás para llevar el toro al caballo. Pero lo mejor estaba por venir: un soberbio quite por saltilleras en la misma boca de riego, cambiándole el viaje al toro, sin inmutarse y ligando el remate a tres naturales con el capote sencillamente extraordinarios. Inolvidable. La plaza saltó como un resorte con la brionesa de remate. Explosivo fue el inicio de faena con los cambiados por la espalda en la corta distancia y la arrucina ceñida y ligada al de pecho. El de Cuvillo, con calidad y nobleza, se desfondó demasiado pronto y le costó romper hacia adelante pese a que fue apenas castigado en varas. El peruano, tras una primera serie templada, de trazo largo el muletazo, acortó la distancia a medida que el toro se iba apagando y se afligía por completo. Antes de la estocada entera y la oreja que le abría la puerta grande, Roca Rey ya había incendiado las Fallas.

Valencia, viernes 17 de marzo de 2017. Toros de Núñez del Cuvillo, justos de presentación y desiguales de hechuras. Noble pero a menos el primero; de nula fuerza y empuje el segundo; noble pero sin transmisión el tercero; extraordinario el cuarto, de nombre Luminoso, enclasado, con temple, prontitud y humillador; el quinto, devuelto; con calidad el desfondado sexto. Y un sobrero de Victoriano del Río, quinto bis, deslucido, informal y descompuesto. El Fandi, silencio y oreja tras aviso; José María Manzanares, silencio en ambos; Roca Rey, oreja y oreja. Entrada: Lleno de “No hay billetes”.

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