Fotos: ARJONA
Una nobleza extraordinaria tuvo el primer novillo de El Freixo. Noble, repetidor y, además, con cuajo. Bien hecho. Derrochó calidad, empujando por abajo. Tanto que fue aplaudido en el arrastre. Así, Andy Younes lo recibió de forma lucida con el capote y en la muleta alternó series de mérito, de mano baja, y otras acortando las distancias. Quizás le faltó algo de reposo, dar tiempo al novillo, para aprovechar todas sus cualidades. Sin embargo, lo peor fue que anduvo mal con el descabello.
Magnífico resultó el cuarto, un novillo noble, bravo, fijo al que Younes recibió de forma lucida con el capote y luego, en la muleta, empezó desde los medios con pases cambiados por la espalda. Un inicio vibrante al que siguió una labor con momentos de emoción y otros en los que no logró acoplarse a las buenas embestidas del novillo. Terminó Younes apostando por las cercanías pero no llegó a alcanzar las cotas que pedía el utrero. Anduvo mal con la espada.
Alfonso Cadaval se fue a portagayola a recibir al novillo más amplio de los seis, con hechuras de toro. Basto. Y su comportamiento se correspondió con sus hechuras: bruto, desigual y áspero. De manera que Cadaval no pudo estar a gusto. Algo más agradecido fue el de El Freixo cuando le bajaban la mano pero nada que ver con el primero. Voluntarioso y entregado estuvo el novillero que no se dejó nada dentro. Sin pasos atrás. Mató de un espadazo tras pinchazo.
El quinto, también con hechuras y peso de toro, tuvo menos recorrido en la muleta pero igual nobleza que sus hermanos. Cadaval intentó sacar pasajes de calidad y lo consiguió por el derecho, con muletazos ligados y templados. Mató de una estocada.
El tercero fue otro buen novillo de El Juli, en la línea del primero, con mucha calidad. Lo recibió Carlos Ochoa con un farol de rodillas en el tercio y, en la muleta, consiguió que la labor fuera a más, como lo hizo el utrero. Brilló el madrileño al natural, con profundidad y clasicismo. Tenía la oreja cortada pero la estocada delantera hizo que tardara el de El Freixo en caer y se enfriara el ambiente.
Brilló de nuevo Ochoa ante el sexto, el novillo más deslucido del encierro por suelto, rajado y manso. Distraído. Difícil ligar con la muleta porque salía suelto; pero Ochoa consiguió fijarlo y pudo lucirse. Tenía la oreja cortada pero, de nuevo, la espada se la robó. En ambas ocasiones, mereció trofeo.
La Maestranza (Sevilla). Novillos de El Freixo, bien presentados, nobles y con muchas posibilidades de triunfo. Bravos y con calidad. Andy Younes, ovación con saludos tras aviso y silencio tras aviso; Alfonso Cadaval, silencio tras aviso y ovación con saludos; y Carlos Ochoa, vuelta al ruedo tras petición y aviso y ovación con saludos. Entrada: Algo más de un cuarto.
