FERIA DE JULIO

Valencia se rinde a Manzanares

El alicantino cuaja una obra sensacional al natural y abre la puerta grande tras cortar dos orejas
José Ignacio Galcerá
viernes 21 de julio de 2017

Notable actuación de Ginés Marín por su ambición y firmeza, que corta una oreja y el palco le niega otra. Sebastián Castella paseó un trofeo. Variada y bien presentada corrida de Núñez del Cuvillo.

FOTOS DE RULLOT DEL FESTEJO

VÍDEO RESUMEN DEL FESTEJO

Fotos: RULLOT

Con suavidad y gusto meció el capote Manzanares ante el quinto, apretadas surgieron las chicuelinas en el quite. Le dio réplica Marín por saltilleras. El de Cuvillo mostró en el segundo tercio la raza y la movilidad que desarrollaría en la muleta del alicantino. Un trincherazo y un cambio de mano en el prólogo fueron tan mandones como suaves. Ambos soberbios. Extraordinaria la fijeza y la prontitud del toro a cada cite de Manzanares. Le bajó los humos el alicantino a un toro temperamental y que tuvo más movilidad que clase. Al natural, lo mejor de su actuación: temple, armonía, naturalidad, el empaque de Manzanares en toda su expresión. Un par de amagos del toro en rajarse a final de faena, lo sujetó bien el alicantino. Sabroso a la par que arrebatado el epílogo con la trincherilla, el molinete y el del desdén. La obra estaba hecha. Faltaba la rúbrica, marca de la casa, de una estocada en la suerte de recibir. El público en pie y el toro que doblaba en la misma puerta de chiqueros. Dos orejas y Valencia rendida a Manzanares.

Sorteó por delante un toro alto, que si bien tuvo nobleza fue deslucido por su falta de casta. Le costó desplazarse al de cuvillo, sobre todo a partir del segundo muletazo. El alicantino, en faena tesonera, lo intentó sin lucimiento ni opciones. Media estocada fue suficiente.

LA AMBICIÓN DE GINÉS MARÍN

Ginés Marín manejó con suma facilidad el capote. En el quite al toro de Manzanares por armoniosas chicuelinas primero y en un templado saludo a la verónica frente al tercero rematado de una preciosa larga cordobesa. Fue éste otro toro que desarrolló nobleza pero se fue viniendo abajo. De más a menos la faena del extremeño, tuvo una primera parte ligada, suave y sutil sobre la mano derecha. Y una segunda metido entre los pitones, con el toro más desfondado, en la que le buscó las vueltas y apretó el acelerador. La estocada, de perfecta colocación. Arriba la espada. Sonó un aviso antes de que doblara el toro y se desatara la petición que el palco no atendió con la consiguiente bronca del respetable.

No se quiso quedar atrás Ginés Marín tras el triunfo de Manzanares y se echó de rodillas ante el sexto. Vibrante el saludo y sensacional el remate con el envés del capote. Brindó la faena a Álvaro Núñez del Cuvillo, que lidió un toro con calidad, nobleza y humillación ante el que el extremeño anduvo muy firme en una actuación ligada y de gran conexión con los tendidos. Una serie de frente y a pies juntos al natural engarzada a un soberbio pase de pecho fue sensacional. Otra serie más antes de que el toro buscara las tablas, y una gran estocada entera -muy despacio la ejecución de la suerte- que tumbó al toro sin puntilla. Fuerte la petición de las dos orejas que el palco dejó en una.

Abrió plaza un toro colorado ojo de perdiz de Núñez del Cuvillo, bien hecho y que enseñaba las puntas por delante frente al que Sebastián Castella construyó desde el asiento y la firmeza una faena fundamentada sobre la mano derecha. Por ahí alcanzó la actuación del galo sus mejores momentos por la ligazón y el temple del toreo en redondo ante un toro que embistió con calidad, franqueza y nobleza. Más enfibrado el francés en un final en la corta distancia. Cobró una estocada trasera, perpendicular y caída pero efectiva que le valió para cortar una oreja. El cuarto fue un toro deslucido por su falta de casta y empuje. Desfondado el animal de Cuvillo que se encontró con un Castella dispuesto pero sin posibilidad alguna de triunfo. La apertura por cambiados por la espalda en el centro el ruedo fue un espejismo dentro una labor carente de emoción.

Valencia, viernes 21 de julio de 2017. Toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados y de variado de juego. Buenos, con calidad y nobleza primero y sexto; enrazado y con movilidad el quinto, exigente, ovacionado en el arrastre. Segundo y cuarto, deslucidos. Desfondado y a menos el tercero. Sebastián Castella, oreja y ovación con saludos tras petición; José María Manzanares, palmas y dos orejas; Ginés Marín, ovación con saludos tras petición y aviso y oreja con fuerte petición de la segunda; Entrada: Tres cuartos (8.118 espectadores).

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