Se la jugó Paco Ureña, a cara de perro, una tarde más en Las Ventas. Heroico el de Lorca, hizo frente a un áspero manso, que le volteó recibiendo un fuerte y seco derrote a la altura del pecho, rompiéndole incluso la chaquetilla al entrar a matar en una de tantas oleadas del manso de Cortés, que fue condenado a banderillas negras porque no hubo forma de que entrara al caballo en la cuarta de la Feria de Otoño.
Cayó entonces noqueado Ureña en el ruedo de Madrid, apenas sin poder moverse del severo impacto. Le ayudaron a incorporarse los subalternos y tras rehacerse, y sin apenas mirarse, el torero murciano volvió a la cara de su oponente para cobrar una estocada al encuentro en el segundo intento. Heroica actuación. Merecidísima vuelta al ruedo tras dos avisos.
Anteriormente, Curro Vivas fue alcanzado al tomar el olivo. La difícil papeleta la resolvió Ureña con una disposición tremenda, lidiándolo en los medios. Buscó el pitón contrario, aguantó coladas y la falta de entrega del toro que se quedaba muchas veces en la cadera. Se dobló con él en una emotiva serie hacia los adentros en el que puso a Madrid en pie. El final a pies tuvo gusto, ya dominada la fiera. Hecho un tío Ureña en Madrid.
