ENTREVISTA

Pinar: “Ojalá no se hubiese terminado la temporada”

Julio César Sánchez
viernes 29 de noviembre de 2019

Son las nueve menos cuarto de la noche y Rubén Pinar acaba de llegar a casa. Ha estado, como tantos días, en la finca de la familia de Nazario Ibáñez afinando el toreo; su toreo; porque aunque haya terminado la temporada, los toreros no paran de pensar en el toro. En el toreo. Y más en el caso de matadores como Rubén Pinar, un torero que sigue reclamando un sitio en las ferias, aunque sea, de momento, en un segundo plano. No obstante su intención sigue siendo abandonar ese -por otra parte- muy digno estatus para ponerse en primera fila.

-¿Qué sensación le deja a Rubén Pinar la temporada 2019?

-Que me hubiera gustado seguir toreando y que no hubiera acabado. Se lo digo con sinceridad. La temporada ha sido bonita. He podido matar un número de corridas importante, tal y como están las cosas. Y ha habido triunfos notables con corte de orejas, y otros que no los he rematado con la espada.

-Han sido veinte corridas, con cinco faenas de dos orejas, dos de ellas a toros de Victorino Martín, habiendo matado once toros de este hierro tan señero. Parece que el nombre de Rubén Pinar y el de Victorino Martín pueden formar pareja.

-Es una ganadería que me está enseñando mucho y está aportando matices muy destacados a mi toreo. Es un toro que te exige mucho. Tienes que estar muy bien colocado. No debes violentarlo porque lo que quiere es fundamentalmente colocación y suavidad. Debes tocar con los vuelos. En definitiva, te exige estar muy concentrado y entregado, lo que le hagas debe ser perfecto, o casi. Te enseña a torear.

-Una de las principales características de su toreo es el temple. Parece que Dámaso hubiera dejado esparcidas por Albacete gotitas de aquel temple prodigioso, y algunas le hubieran caído a usted.

-Dámaso era un fuera de serie. El temple era una de sus cualidades, pero solo una, porque tenía muchas más. Yo intento templar a los toros, y volviendo al de Victorino, es una ganadería con la que puedes disfrutar mucho, aunque luego también te sale el complicado y ahí también tienes que solventar la papeleta. Pero cuando a uno se le hacen las cosas bien durante la lidia en los primeros tercios, algo que es sumamente importante igualmente, y mete la cara abajo, puedes darle mucha profundidad a tu toreo.

-¿En qué es mejor Rubén Pinar en este momento con respecto al de hace un año?

-En afición. Soy un enamorado de la Tauromaquia. Creo que esa es una de mis principales virtudes. Es verdad que el tiempo pasa y que los porrazos que me han dado los toros, en algunos casos, salen a relucir pasado el tiempo. Sin embargo no me cuesta entrenar. Siempre estoy intentando profundizar y evolucionar en mi toreo, que está compuesto de muchísimos matices que, aunque no se vean de manera evidente por parte del público, están ahí y son necesarios para conseguir acercarte a tu meta como toreo.

-¿Teme que le encasillen dentro del grupo de toreros que se enfrentan a corridas denominadas duras?

-Creo que este año se ha dado un paso importante porque, aunque dentro de las corridas duras, nos han salido toros como los citados de Victorino o de La Quinta que me han permitido torear sin acudir a aspectos, podríamos decir, más defensivos. Y también es justo señalar que nos han dejado matar ganaderías más apetecibles.

“Donde soy bueno es en afición. Soy un enamorado de la tauromaquia. Creo que esa es una de mis principales virtudes. Es verdad que el tiempo pasa y que los porrazos que me han dado los toros, en algunos casos, salen a relucir pasado el tiempo. Sin embargo no me cuesta entrenar”

-¿Dónde se ha podido ver al mejor Rubén Pinar en 2019?

-Si tuviera que elegir una, quizá sería la de Burgos, donde corté tres orejas a una de Victorino. En Madrid este año no ha habido suerte. En Albacete hubo faenas a toros de Joselito que me llenaron. También disfruté mucho en La Flecha, también con toros de Victorino.

-Ha citado Albacete, una plaza que, un año más, ha servido para reivindicar su sitio.

-Sí. Mi paso por Albacete, una temporada más, ha sido destacado. He salido dos veces a hombros, he cortado un total de seis orejas, estoy muy orgulloso.

-A pesar de cierta polémica que se suscitó en su encerrona del 8 de septiembre al negársele trofeos pedidos con rotundidad por los tendidos…

-En este momento veo aquella tarde con otra perspectiva. Está claro que en el momento, estando caliente, te fastidia que no te den la segunda oreja pidiéndose por parte del público con tanta fuerza, pero no deja de ser cierto que sentarse en el palco tampoco debe ser fácil. Aquella era la primera corrida de feria, el primer toro, y puede que la presidenta se contuviera un poco por lo que pudiera pasar con posterioridad, porque la feria no estaba más que empezando, y si ya en el primer toro das las dos orejas… Yo tengo una sensación muy positiva de aquella tarde; por mi actuación, aunque me vea muchos defectos, y porque el público estuvo sensacional conmigo. Afronté un reto que saldé cortando cuatro orejas, que no es poca cosa.

-Y para terminar, ¿qué objetivos se marca para el año que viene?

-Me gustaría torear y hacer las cosas que veo que hacen grandiosos toreros actuales, como ese Juli, Ferrera, que es un torero que me encanta, Emilio de Justo, Ureña… Ese es el hilo a seguir, olvidar un poco la técnica, que debe salir casi sola, y buscar esa naturalidad y ese regusto.

-Esos toreros, entre otras muchas cosas, dan el pecho como una de las bases de su Tauromaquia…

-Así es. Ese es un aspecto que trabajo mucho. Entre otras cosas porque en mis principios se me recriminó, con cierta razón, un toreo algo perfilero. Ahora es momento de torear con el compás un poco más cerrado para poder liberar tu expresividad un poco más, y disfrutar más el muletazo vaciando hacia dentro. Quizá se pierda en longitud de trazo, pero se gana en expresión. Es lo que voy buscando.

Un torero en los encierros

Tanto en 2018 como en 2019, Rubén Pinar ha estado anunciado en San Fermín. Sin embargo, este año, a causa de la lluvia, no pudo trenzar el paseíllo. Donde sí pudo “actuar” fue en el encierro matinal. “Nunca había estado en los encierros –afirma el torero albaceteño- y este año me decidí a ir, y los vi, aunque no me atreví a correrlos. Fue algo muy emocionante. Ver toda esa masa de gente que apenas te deja ver los toros es algo que impacta”. Y añade: “Creo que los encierros de San Fermín son un activo de mucho calado para la Tauromaquia a nivel nacional e internacional. El toro tiene un papel central desde por la mañana, con el colofón que supone la corrida de la tarde. Debemos darle la mucha importancia que tiene”.

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