LA PINCELADA DEL DIRECTOR

Honores a la aldea gala

José Luis Benlloch
lunes 21 de septiembre de 2020
Nimes vuelve a marcar nivel de referencia en la temporada. ¡Sí se puede y sí vale la pena!

Nimes, tal y como la semana anterior sucedió en Arles, ha plantado cara a las estrecheces que impone el coronavirus y ha dado su feria taurina con la máxima normalidad posible. Si ya había perdido la de Pentecostés no iba a perder la de la Vendimia, se dijo la ciudad, y Simón Casas planeó una feria tan extensa como las de anteriores ediciones. Con las precauciones sanitarias necesarias pero con el objetivo de mantener con vida las tradiciones y la economía de una ciudad con un importante sector terciario que necesitaba ingresos, hubo toros. La postura la aleja radicalmente de lo que viene sucediendo en España, donde ganamos en prohibicionismo y se pierden batallas tan claves como la de la salud y la del rescate económico. ¿La diferencia?… La clase política que a este lado de los Pirineos, más Pirineos que nunca, se pierde en enfrentamientos ideológicos y se olvida de pragmatismos.

El sudeste camargués, también el sudoeste, tantos años colonizado por los profesionales del toro -sus principales plazas estaban bajo la tutela de empresarios españoles que mandaban con mano de hierro, Jardón, Chopera, Balañá… y apenas florecían toreros galos más allá de lo exótico- se ha convertido en refugio ejemplar del toreo

Así, qué remedio, las miradas de los aficionados han estado puestas en Francia este fin de semana. Motivos sobrados había. El sudeste camargués, también el sudoeste, tantos años colonizado por los profesionales del toro -sus principales plazas estaban bajo la tutela de empresarios españoles que mandaban con mano de hierro, Jardón, Chopera, Balañá… y apenas florecían toreros galos más allá de lo exótico- se ha convertido en refugio ejemplar del toreo, no diría que en una covadonga desde donde iniciar una reconquista porque no hay que pensar que estamos tan cercados, pero sí en el referente con el que argumentar estos difíciles días lo que es posible y lo que no. Eso más allá de que durante los últimos años el mercado francés y así continúa, haya complementado las disfunciones del sistema español: repescar toreros precipitadamente desahuciados, dar esperanzas de vida a divisas en el filo de la desaparición, revestir de oro a las grandes figuras y hasta servir de argumento para la defensa de la Fiesta… Si los franceses tan reconocidos culturalmente dicen sí al toreo… la conclusión es fácil de entender salvo para aquellos que se creen más sabios que nadie y otros papanatas semejantes. Por todo eso y más, el toreo se refugia estos días en la aldea gala.

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