Buena semana informativa. La maquinaria de la temporada va cogiendo ritmo. Hay noticias fetén y otras que no gustan tanto. Lo mejor es que la política de despacho más allá de lo que suponen las contrataciones, parece cada día más orillada. Ya apenas se habla del G-5 ni del desembarco mexicano al menos en lo que se refiere a las plazas. La feria de Sevilla se cuaja por horas. Sus misterios ya son menos misterio. Manda la juventud. Qué remedio. Ya les advertía la semana pasada. Canorea apuesta a jóvenes, así que la ocasión la pintan calva. Que hablen este año o que callen para siempre. Me refiero a los jóvenes y a quienes reclamábamos paso a los jóvenes. Lo más clamoroso son las cuatro tardes de Manuel Escribano en su Sevilla del alma no hace tanto tan lejana y seguramente tan ajena a sus sufrimientos. El de Gerena se ha convertido mientras no lo tuerza, en la última referencia de los resistentes, el ejemplo a seguir. Hubo otros anteriores, en realidad nunca dejó de haberlos, como Ojeda, Campuzano, Ortega, Domínguez… dicho sea sin querer entrar en comparaciones artísticas ni personales, sólo por señalar llegadas triunfales con demora.