La Revolera

“Que los vote el Tato…”

Paco Mora
lunes 27 de julio de 2020

El barullo que han armado entre la ministra de Trabajo y el de Cultura para intentar parar la bola de nieve que se les ha venido encima por negarles sus derechos laborales a los trabajadores del toreo, evidencia la incapacidad para la política de ambos. Y es que ese totum revolutum en que ha convertido la política Pedro Sánchez, con tal de sentarse en el sillón de La Moncloa, formando una mayoría con repitajos de las más diversas minorías -de extrema izquierda e independentistas por supuesto- ha dado lugar a un Gobierno que parece El Camarote de los Hermanos Marx -ya lo dijo Felipe González, que no es precisamente militante de VOX- en el que la mayor parte de sus componentes carecen de seriedad, criterio, capacidad y hasta de la mínima altura ética y cultural para sentarse en una poltrona gubernamental. Y esto no es una opinión sino una evidencia incontrovertible.

La señora ministra y el señor ministro arriba referidos, tal parece que estuvieran jugando a la pata coja y van de oca a oca y tiran porque les toca, sin el mínimo criterio fijo, y lo que es peor, sin el conocimiento indispensable de lo que es un ministerio para poder jugar a ministros. Pero como decía aquel, es lo que hay. Solo han conseguido irritar a los trabajadores del toreo, a la parte más humilde y desprotegida de un gremio en el que la incultura taurina de Uribes y doña Yolanda creen que solo hay millonarios. Cuando estos se pueden contar con los dedos de una mano y puede que sobren dedos. Y no están precisamente entre los subalternos.

Que la mayor parte de unos hombres que se juegan la vida frente a los toros años y años tenga que estar dependiendo de la caridad pública para poner un plato de comida en la mesa a sus hijos es una felonía. Los dos infrascritos, con su cruel proceder, han borrado para siempre la mínima posibilidad de obtener en las urnas un solo voto de los trabajadores del toreo para su partido, porque el hambre y las necesidades de los hijos ni se perdona ni se olvida. Ahora sale el ministro con la pata de banco de que va a remendar lo legislado, para tratar de subsanar la perfidia cometida con los trabajadores del espectáculo taurino. Tarde piaste, Sancho porque las heridas del alma tienen difícil tratamiento y casi imposible curación.

Si para algo ha servido la pandemia del Covid-19 ha sido para que nos conozcamos todos un poco mejor, y de ahora en adelante será muy difícil que nos traguemos la bola de que con un Gobierno absolutamente de izquierdas, como el actual, la clase trabajadora crece en respeto, dignidad y atención. Aquello de “a cada cual según sus necesidades” no ha contado para los picadores, banderilleros, mozos de espadas y trabajadores del campo bravo, que de ahora en adelante es posible que duden, como todo el mundo, a quién votar, pero seguro que sabrán muy bien en favor de quienes no deben echar en las urnas ni una sola papeleta.

Si algo ha quedado claro en esta triste situación es dónde tiene el toreo y su gente, e incluso los aficionados, a su enemigo irreconciliable. Como decía aquel: “Que los vote el Tato”.

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